ALEJANDRO MORENO

El proyecto del PRI se llama ¡México!

No son quimeras ni buenos deseos. Las propuestas que enarbola el PRI responden a la realidad de México y conducen a soluciones eficaces, resultado del diálogo permanente con la sociedad y de la visión de futuro de bienestar y prosperidad.

En el PRI no hay lugar para percepciones unívocas ni personalistas. Nosotros ya superamos definitivamente el caudillismo de inicios del siglo XX para dar cauce a un gobierno de ciudadanos con instituciones públicas sólidas y permanentes en el siglo XXI.

A diferencia de otros que desde el poder están evidenciando su animadversión por la democracia y la pluralidad, el PRI sí tiene la legitimidad de ser una fuerza política democrática al interior y al exterior, pues siendo gobierno impulsa, acata y se compromete con las reglas democráticas y desde la oposición demuestra su compromiso invariable con el bienestar de la población mexicana con plena observancia de la voluntad popular.

El presente y futuro del país no exige menos. Quienes a 27 meses de gobierno han mostrado su verdadero ser y la ausencia absoluta de proyecto de gobierno, deben acatar sin cortapisas las reglas democráticas y no pretender arrebatar con el mal uso de las instituciones y de programas sociales lo que no han logrado refrendar con la acción de gobierno: la confianza y apoyo ciudadanos.

A las y los mexicanos les consta que los priistas podemos y sabemos cómo gobernar, crear las sinergias necesarias para resolver problemas y garantizar a la juventud mexicana un mejor futuro.

La inacción política perseverante implica que cada minuto 50 mexicanos caigan en pobreza, trayendo consigo que sus hijos deban abandonar los estudios, las familias no tengan lo necesario para alimentarse y pongan en peligro su salud.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU (CEPAL) ha sido muy clara al advertir que las llamadas transferencias directas de recursos públicos no han funcionado para frenar ni aminorar el impacto social de la pandemia entre la sociedad. Hace falta una verdadera acción de gobierno a través de instituciones públicas fuertes y actuantes, que no sean víctimas de la inanición austericida, del desabasto y de la indiferencia del partido en el poder.

En el PRI nos unimos a la ofensa que representa para las mujeres mexicanas el percatarse que quien se supone debería, si no por principios, sí por mandato, escucharlas y protegerlas, es el principal promotor y defensor de aquel que las agravió y con sus acciones violenta sus derechos.

Porque la realidad se impone, la economía se estanca, la inseguridad es creciente, el país flota a la deriva y los mexicanos muertos por la pandemia aumentan sin control, el PRI refrenda su compromiso con la gente y redobla los esfuerzos de su militancia para responder desde la trinchera de los gobiernos locales y municipales, así como del frente legislativo al desgobierno de Morena.

“Lo que natura no da, Salamanca no presta” reza el refrán popular, y es evidente que Morena no tiene la capacidad, sensibilidad ni vocación de servicio que exige la acción de gobierno y que necesita México. El ADN de Morena es la protesta y el ruido, no la responsabilidad ni los acuerdos.

A 92 años de vida, el PRI postula ante la sociedad propuestas claras, responsables, viables, contundentes y que responden al gran proyecto de todas y todos nosotros que se llama ¡México!

* Presidente Nacional del PRI.

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