CARLOS ALBERTO MARTÍNEZ

El fantasma de la inflación

Existe la disposición a creer que la inflación global será pasajera. La razón, según se argumenta, porque la recuperación económica que experimentan buena parte de las economías es un rebote que necesariamente tendrá que ajustarse a la baja como todo ciclo económico. Igualmente, se esgrime que pronto tendrán que irse retirando las fuertes medidas expansionistas monetario-fiscales, con el aumento de impuestos, disminución del gasto gubernamental y, el ajuste de las tasas de interés al alza, así como el retiro de liquidez de las mercado; este proceso irá retirando presiones al incremento de la inflación tanto global como local en los diversos países. Para darnos una idea de las presiones que está resistiendo el proceso de formación de precios, por ejemplo, podemos enunciar el alza de porcentaje de los siguientes productos en México: aguacate (54), aceites (18), manzana (17), tortilla (13), y carne de res (7). Lo mismo podríamos decir del costo de la luz en España o de los combustibles en EU. En nuestra opinión, la inflación no puede ser tan pasajera como creen los analistas y desearíamos todos. Los altos niveles que presenta en todas partes van a orillar a que los precios se estacionen en un piso elevado difícil de revertirse; en el mundo por arriba del 4 o 5%, en el caso de México 5%. No son buenas noticias. Una inflación alta es quizás el peor indicador económico para una sociedad. Cuando está fuera de los rangos establecidos es por naturaleza, dañina para todos los agentes económicos, sin embargo, las pequeñas empresas al igual que las personas necesitadas son las más afectadas. En los años 60´s – 70´s la inflación no era tema de preocupación pues, se consideraba, que con crecimiento se mitigaba el fenómeno inflacionario. El crecimiento, la estabilidad y la disminución de la pobreza, siempre perdieron la batalla contra la inflación. Luego de múltiples crisis, en los 80´s se observaron monumentales niveles de endeudamiento, en ello, América Latina fue campeona. A raíz de esta contundente evidencia, ha sido de aceptación generalizada la noción de que la inflación debe necesariamente, mantenerse debajo de los niveles de crecimiento. Es el caso de EU que, por muchos años, con un crecimiento del 2.5% promedio, ha presentado niveles de inflación del 1.4% lo que ha generado que los salarios reales se fortalezcan, la clase media se mantenga creciendo junto con su capacidad de consumo e inversión. Para este año, la historia será otra con una crecimiento esperado del 3.4%, el crecimiento de los precios rondará en 4.% algo pocas veces visto en ese país. Para México, se espera un crecimiento del 6% con una inflación similar del 6%, lo que limitará la recuperación de los salarios que se venía teniendo en los últimos 3 años.

Es un hecho que ante la creciente inflación las autoridades monetarias alrededor del mundo comiencen con ajustes, eventualmente, deberíamos esperar que los gobiernos actúen en el mismo sentido restringiendo el gasto. En buena medida, la inflación alta se debe al aumento del consumo, lo barato del crédito y el abultado gasto de gobiernos empero, hay otras razones que hacen suponer, será más perdurable de lo que creemos. En efecto, la velocidad y solidez de la recuperación económica no es la misma para las diferentes economías. Básicamente las naciones desarrolladas están alcanzando niveles de crecimiento previos a la pandemia, el resto francamente está muy rezagado. Infortunadamente, las cadenas de producción global llevan al menos 50 años integrándose. Las materias primas, maquila y mano de obra barata la siguen aportando los países subdesarrollados, mientras que los desarrollados aportan la mayor parte del consumo, tecnología y recursos financieros. No se han dado pasos significativos para aumentar la tecnología y el valor agregado de las economías menos desarrolladas. El suministro de materias primas y producción maquilada tendrán, en consecuencia, retrasos considerables en sus entregas lo que afectará el consumo y la creación de nuevos productos en los países desarrollados que terminará encareciendo los precios. A lo anterior deberemos sumarle la decisión de Rusia del subir el precio del gas que abastece de manera dominante a todo Europa. Lo mismo con el petróleo que mantendrá su recio alto ante la demanda excesiva y la decisión de las naciones productoras de no bajar su precio. Al mismo tiempo podemos hablar del considerable rezago en la entrega de semiconductores lo que afectará a muchas industrias en especial, la automotriz y tecnológica. También debemos considerar el riesgo de que surjan muertos en el closet como el caso de Evergrande en China u otros países, en tanto la pandemia pudo haber afectado más de lo que pensamos los balances de empresas global que aún no salen a la luz pública. Este desbalance no se resolverá en uno o dos años. Todo podría estarnos indicando claramente que habrá que estar preparados para fuertes correcciones en los mercados a través de incrementos en las tasas de interés, ajustes severos a los tipo de cambio e inestabilidad financiera por más tiempo del que parece.

Carlos Alberto Martínez Castillo
drcamartínez@hotmail.com
Doctor en Desarrollo Económico, Derecho y Filosofía
Profesor en la UP e IBERO
Ha colaborado en Banco de México, Washington, Hacienda y Presidencia de la República
Socio de Excel Technical Services

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