CARLOS RAMOS PADILLA

Se comenta solo con soberbia impune

Si algo está desmoronando la confianza en el Ejército lejos de las órdenes que reciben del presidente, es la absoluta sumisión política del General Secretario a López Obrador descuidando intencionalmente sus responsabilidades legales, constitucionales y morales con la patria.

Portar Armas no es reflejo de marcar niveles o divisiones sociales. Aceptar un cargo para el cumplimiento de las leyes no significa humillarse ante caprichos de un civil. Enriquecer únicamente a la jerarquía castrense mientras envían a la tropa a enfrentar a sicarios habla de una actitud ruin y cobarde.

Disposiciones como el Culiacanazo u ordenar el cumplimiento de operaciones de seguridad enviando soldados sin armamento, equipo, protección, vehículos o combustible por responder a una absurda “austeridad republicana” representa un acto temerario que atenta contra los derechos humanos, las garantías individuales e incluso la seguridad y soberanía nacionales. Siendo miembro del gabinete y ante una caso gravísimo de “hackeó” al Ejército, el General Secretario está obligado a rendir cuentas al poder legislativo, esa es una condición no negociable.

Los militares no pueden aparecer ni ser cobardes. Nuestros representantes en las curules no son enemigos y si así fueran se tendrían que enfrentar. El desdén y menosprecio a las leyes no da condecoraciones ni abrillanta las estrellas en el uniforme, por el contrario. El espionaje a las Fuerzas Armadas nos ha dejado vulnerables en cualquier sentido y deja en claro sospechas de enorme corrupción que detrás de un informe y abusando de éste se califica como traición y la Constitución es muy clara en las sanciones que se aplican. Tampoco nuestro Ejército debe rendir tributo a tiranos y dictadores extranjeros como ya ha ocurrido en dos ocasiones durante la celebración de la fiesta patria más importante: nuestra independencia.

Los soldados habían sido respetados y queridos hasta antes de esta administración, ahora son golpeados, jaloneados, insultados y agredidos en varias poblaciones del país. Los criminarles se burlan de los uniformados y frente a ellos despliegan impactantes desfiles con armamento incluso de uso exclusivo y reglamentario del Ejército. La gallardía se cambió por contratos. La nación a la deriva

*Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio

 

@cramospadilla

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