DIONEL SENA

Sena de Negros / El fin del aispurato

Atrás quedaron aquellos gritos victoriosos de la sonada victoria del Güero en el 2016, en la que le vendieron a la sociedad de Durango, la idea de un «Gobierno del Cambio, un gobierno que llegaba para terminar con la hegemonía del PRI que nunca había cedido la gubernatura, por lo que era sumamente esperanzador lo que podía hacer el nacido en Tamazula, el mismo que alguna vez soñó con ser gobernador de la tierra que lo vio nacer, luego de tantos años en el Revolucionario Institucional, finalmente terminó cumpliendo su objetivo, pero en una coalición opositora, misma que requirió de dos intentos para poder finalmente ganar aquellas elecciones, la última, fue la buena, sin embargo, seis años después, el escenario es absolutamente opuesto, pues el descrédito a su administración que ya concluyó, es inobjetable y las inconformidades lo son aún más, basta ver las marchas, los bloqueos y las denuncias para darse cuenta de ello.

En definitiva que el sexenio de José Aispuro Torres no será recordado como uno de los mejores, sino todo lo contrario, el desaseo financiero no se puede ocultar, por más que expongan fórmulas o busquen justificaciones a lo que se hizo y que es del dominio público, es decir, que el dinero lo manejaron mal y que recursos etiquetados, fueron usados para otras necesidades, los cuales, hoy nos damos cuenta que eran intocables y quizá sea ese el gran pecado del «Aispurato» y quienes lo acompañaron, principalmente en el último tercio de su administración, pues fueron incapaces de visualizar lo que podía pasar si los recursos no se manejaban de manera adecuada, no por nada hasta ayer, muchos aún guardaban la esperanza de que les pagaran lo que les debían, la mayoría se quedó con las ganas, es más, hubo algunos proveedores a los que desde hace semanas ya no los recibieron, como lo denunciaron varias cámaras empresariales.

En el ocaso de un sexenio claro que habrá quienes finjan demensia y con su silencio, traten de vender la idea de que no fueron parte de ese proyecto político, lo cual no es fácil de lograr, pues en Durango, todos nos conocemos y aunque hay solo uno que está pagando los platos rotos, indudablente que hay quienes pudieron haberlo evitado y no lo hicieron, ya sea por acatar ordenes o de plano, por no meterse en problemas con el «jefe», el que se suponía, estaba bien asesorado, hoy nos damos cuenta que no era así, por lo que debe cargar con la mayor parte de los saldos negativos con los que está cerrando su sexenio, pues todavía hasta ayer, las manifestaciones de desencanto a su gestión, eran manifiestas, incluso la UJED, interpuso denuncia por desvío de recursos, una acusación delicada y que aún así, deberá ser investigada.

El «Güero» sigue sosteniendo que él, no tiene nada que esconder y que puede seguir viendo a los duranguenses de frente, por que no se robo nada, el problema, es que las cuentas no dan y las auditorías forenses y revisiones de lo que se está dejando, estarán a la orden del día, más pronto que lo que él, hubiera querido, pues se duda que el gobierno entrante vaya a querer cargar con esas herencias y ya ha dado muestras, de que no van a manejar nada por lo oscurito y estarán dando la información que se deba de dar a la opinión pública, sobre lo que dejó el «Aispurato», mismo que tendrá una obra para ser recordado por mucho tiempo, el fallido puente elevado en bulevar Francisco Villa, mismo que no pudo entregar en los tiempos como prometió y ese es un lastre por el que será recordado por mucho tiempo, además de la complicada situación financiera que deja.

Al tiempo…

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