FERNANDO IRALA

Concatenaciones / Un sexenio perdido

Tras casi cuatro años de promesas incumplidas, instituciones destruidas o deterioradas y de caída de todos los indicadores de seguridad y calidad de vida, hemos pasado sin transición a una sucesión adelantada que consumirá lo que queda del sexenio.

Un día sí y otro también, un Presidente de sueños transexenales nos habla de sus proyectos para trascender más allá del lapso para el que fue electo. Y como el tiempo se agota, ahora hay que esperar que el relevo sea apegado a los ideales de la 4T.

Por lo pronto, los fines de semanas se han llenado de mítines; los presidenciables miden sus fuerzas y reciben muestras de simpatía de sus huestes.

Mientras, el país navega entre sus crisis, la economía está pasmada desde hace cuatro años, el covid dejó secuelas graves en la situación sanitaria y en las finanzas de la gente, y la inseguridad y la violencia son cada vez peores. Tenemos además una inflación que no ha podido controlarse, que lesionará a las clases más necesitadas durante los meses y años próximos.

Así se ha dilapidado la mayor esperanza despertada por una campaña política. Nuestros gobernantes han demostrado ser muy buenos para eso, para las campañas, pero en la administración de recursos y en propiciar el desarrollo del país estamos ante un fiasco monumental.

Falta ver cómo aterriza el proceso de sucesión, dado lo adelantado de ésta. En la 4T será muy difícil que no se produzca una ruptura, entre quienes quieren polarizar aún más la situación, y facciones más moderadas que no apuestan por la agudización de los conflictos.

Y falta ver si la oposición es capaz de articular un liderazgo fuerte y diferenciador, capaz de detener la ola destructiva que hoy nos agobia.

Nos quedan aún dos largos años, para completar lo que en cualquier escenario será un sexenio perdido.

 

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