GABRIELA CUEVAS BARRON

De las palabras a las acciones

Hace dos años recibí la invitación del Dr. Jeffrey Sachs para participar en la Comisión sobre covid-19 de la publicación científica The Lancet. El trabajo en la Comisión y las aportaciones de sus integrantes fueron siempre interesantes y profundos; esta combinación nos permitió desarrollar documentos con valor académico y práctico que dieran respuesta a muchas de las interrogantes y retos de la pandemia.

La Comisión creó 12 grupos de trabajo en distintas áreas como vacunación, estrategias de asistencia humanitaria, espacios de trabajo seguros, recuperación económica, entre otros. Los grupos de trabajo convocaron a su vez a expertos en cada uno de los temas y regiones del mundo, con el objetivo de profundizar el estudio de cada aspecto de la pandemia y desarrollar recomendaciones específicas para solucionarlo.

Los integrantes de la Comisión y de los grupos de trabajo fuimos invitados por nuestra trayectoria personal, no por los cargos que ocupáramos y contribuimos durante estos dos años de manera honoraria a pesar de que algunas reuniones virtuales tenían horarios complejos para lograr que personas de todas partes del planeta pudiéramos coincidir. Además todas nuestras reuniones fueron virtuales lo que redujo los gastos y el impacto en el medio ambiente.

Este martes concluimos los trabajos del grupo de trabajo sobre Asistencia humanitaria, protección social y grupos vulnerables, que co-presidí con Vaira Vike-Freiberga – ex Presidenta de Letonia – y George Laryea-Adjei – Director Regional de UNICEF para el sur de Asia -. Contamos además con el valioso apoyo del secretariado de UN SDSN y del Centro para el desarrollo sostenible de la Universidad de Columbia.

Este grupo de trabajo logró destacar por sus resultados y por una vocación muy específica: convertir las palabras en acciones. Por una parte, logramos que The Lancet publicara nuestro primer reporte titulado “Salvaguardar a las personas que viven en condiciones vulnerables en la era del covid-19 a través de la cobertura universal de salud y la protección social”. Este paso fue muy significativo porque requirió del análisis, estudio, discusión, innovación, propuesta y consenso entre los integrantes del grupo; el siguiente paso fue someter el borrador a la revisión de los especialistas que asigna The Lancet y por último, perfeccionamos el documento que llegó a las páginas de esta destacada publicación.

Por otra parte, insisto, las palabras no alivian el sufrimiento, debíamos transitar a las acciones. Uno de los retos más complejos del trabajo global es la implementación de cualquier propuesta o acuerdo, y aún más cuando proponemos la transformación de los sistemas de salud y la creación de sistemas de protección social. Para lograrlo, diseñamos 6 documentos de política pública con planteamientos específicos para solucionar la problemática que viven miles de millones de personas en condiciones de vulnerabilidad: mujeres y niñas, poblaciones desplazadas, niños y jóvenes, adultos mayores, población indígena y personas con discapacidad.

En cada uno de estos documentos analizamos la problemática que enfrenta cada grupo en condiciones vulnerables, y desarrollamos propuestas de políticas públicas y acciones prácticas que deben implementar los distintos actores: gobiernos nacionales y locales, parlamentarios, iniciativa privada, sociedad civil y organizaciones internacionales.

Disfruté mucho estos dos años de trabajo con la Comisión y el grupo de trabajo, aprendí de su enorme talento y compartí mis conocimientos y experiencia diseñando e implementando políticas. Tal vez mi propia historia me ha enseñado que la política global nos marca la hoja de ruta, pero los cambios reales sólo suceden en nuestro país cuando hay voluntad política y cuando ponemos a las personas al centro de todas las decisiones.

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