Con un partido ubicado como tercera fuerza política y un bono electoral de un millón 603 mil 725 votos, el PRI inicia la época de Alejandro Moreno Cárdenas. Sin embargo, por culpa de Lorenzo Córdova Vianello, el partido concluyó su proceso interno golpeteado en sus propias entrañas y dividido.
La operación cicatriz a la que Moreno Cárdenas debe someter al revolucionario insitucional no inició desde ayer. La fractura que trae viene desde julio de 2018, cuando el partido volvió por segunda ocasión, en su historia, a quedar en la orfandada política. Pero lo debe resolver de inmediato. Comenzar a juntar los pedazos del tricolor y unirlo es la tarea titánica. Ademá de trazar la estrategia electoral que se avecina.
“El PRI será la oposición más digna de este país, una oposición que triunfe moralmente por sus ideas y electoralmente por la fuerza de su militancia y la fuerza de los ciudadanos”, expresó en su primer discurso como dirigente nacional.
El escenario político no es como en el año 2000, a final de cuentas, Vicente Foxno tenía un proyecto transexenal de gobierno. Y conforme avanzó su sexenio se desconfiguró su objetivo inicial ya que no pudo dar el campanazo de tener “peces gordos” en prisión. Además, el PRI se encontraba en una situación de mayor agresividad electoral.
Ahora, por no resolver, a tiempo, el caso de la impugnación hecha por Benjamin Russek, uno de los aspirantes rechazados, los organizadores de la elección y Córdova Vianello, le dejan a Alito un conflicto interno pendiente y que tiene un componente de riesgo como es la denuncia ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade).
Con el número de carpeta de investigación CI/FED/FEPADE/ONAI/384/2019, el INE y la falta de rigor de Córdova Vianello arrastran al PRI a un conflicto postelectoral no previsto en la agenda de la nueva dirigencia del PRI. La búsqueda de olvidar rencores priistas aún no concluye y se corre el riesgo de prolongarla.
El INE distorsionó sus principios de darle certeza a los partidos ya que en la ampliación de la denuncia se señala: “el INE se encontraba obligado a realizar una auditoría al padrón de militantes del partido revolucionario institucional, y no solo a validar que sus militantes no se encontraran registrados en otros partidos, ya que el padron federal electoral está protegido por la ley general de datos personales”.
Además según la queja de Russek de Garay se argumenta que la impugnación contra el proceso interno del PRI se debe a que se violó “en mi perjuicio el art. 25 de la Ley General de Partidos Políticos, inciso a) que establece las obligaciones de los Partidos Políticos de conducir sus actividades dentro de los cauces legales y ajustar su conducta y la de sus militante al estado democrático”.
Alejandro Moreno ya llegó a la silla máxima del priismo. El conflicto interno crece a su alrededor y los priistas que lo saben no se han atrevido a decirle al nuevo dirigente que no se trata de fuego amigo. Sino que fueron una serie de pifias de origen y que la autoridad electoral contibuyó al desastre.
Israel Mendoza Pérez / Dobleces
@imendozape