JESÚS ZAMBRANO

Revocación de mandato, inaplicable en 2022

El Poder Legislativo ha aprobado la ley para la Revocación de Mandato, según la cual un mínimo del 3% de la ciudadanía inscrita en el Listado Nominal de Electores podrá solicitar al INE que convoque a una Consulta Popular para ver si al Presidente de la República se le revoca su mandato (es decir, deja su encargo de inmediato) por pérdida de confianza o continúa hasta concluir el período por el cual fue electo.

Las Cámaras de Senadores y Diputados, sucesivamente, actuaron acatando una sentencia judicial para que a más tardar el día ultimo de septiembre de este 2021 reglamentaran esta figura constitucional. El proceso para lograrlo fue muy tortuoso porque, por pedimento del presidente López Obrador, las bancadas parlamentarias de Morena pretendían que en lugar de que en la Ley reglamentaria la pregunta se refiriera a “la revocación de mandato”, como dice la Constitución, se estableciera “la ratificación de mandato”, conceptos totalmente diferentes y contrapuestos.

Al final, el consenso fue en los términos establecidos en nuestra Carta Magna. Celebro que así haya sucedido. Era una obligación del Legislativo.

Pero en realidad, más que un asunto constitucional y legal el problema es eminentemente político. Porque López Obrador pretendía que se hablara de “ratificación” para entrar de inmediato en campaña en favor de su ratificación y que en marzo del 2022 él pudiera aparecer en una “boleta electoral” y, dejar claro que, supuestamente, cuenta con el respaldo suficiente para seguir gobernando, aun cuando nadie desde la oposición está exigiendo su renuncia, aunado a que la mayoría de las encuestas hablan de una aprobación del 60% sobre su desempeño.

¿Qué pasará ahora, después de aprobarse esta ley? ¿Mantendrá López obrador su exigencia de que el 1° de marzo del 2022 haya una “consulta popular”, que el INE ha presupuestado que constaría unos 4 mil millones de pesos?

Debe precisarse, en primer término, que el Presidente actual fue electo para un periodo constitucional de 6 años y que ninguna ley secundaria podría modificar su mandato popular ni su toma de protesta como Presidente de la República del 2018 al 2024. Por lo tanto, esta Ley recién aprobada no es aplicable para el actual mandatario de la nación, ya que en esta materia no hay retroactividad, Podrá aplicarse para futuros presidentes, más no para el actual.

En segundo lugar, la revocación de mandato, mediante una consulta popular, es una figura de la democracia directa, participativa, como prerrogativa de los ciudadanos, y corresponde a ellas y ellos el derecho de solicitar la remoción de un gobernante. Más allá, es un derecho de las oposiciones para exigir la salida de un mandatario por perdida de confianza, ante una crisis gubernamental o algo por el estilo.

Pero no es una prerrogativa de quien está al frente de la administración pública.

Imaginemos ahora que AMLO y Morena se empeñen en que se promueva la solicitud de esa “consulta” entre las y los ciudadanos, con firmas para que se revoque el mandato de sí mismo.

¡Sería un contrasentido y una insensatez! Pero no estamos exentos de que el país se vea colocado ante una nueva locura impulsada por un capricho presidencial.

Y, en tercer termino, si se llegara a este escenario de un mundo al revés, esto nos costaría unos 3 mil 800 millones de pesos, según ha señalado el INE. Casi 4 mil millones de pesos en época de crisis de salud, económica, de empleos, de ingresos, de inseguridad, que serían tirados a la basura, en medio de una campaña de desacreditación impulsada por el gobierno en contra de los órganos electorales, bajo el argumento de que le cuestan mucho al país. ¿En dónde queda el discurso de “la austeridad republicana”?

Por lo anterior, no dudo en que lo racionalmente aconsejable es hacer el vacío a esa pretendida “consulta popular”, como sucedió con la del pasado 1° de agosto. No debemos hacerle el juego, no ser cómplices de esa locura gubernamental que, no lo perdamos de vista, podría tener como propósito último continuar su mandato más allá del 2024. Porque cuando dice que eso no sucederá es que está pensando exactamente lo contrario.

@Jesus_ZambranoG

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