MARCO ANTONIO ZEIND CHAVEZ

La nueva constitución chilena (1)

Fue en el mes de octubre de 2019 que después de distintas señales de agotamiento del sistema político chileno y de crispación de su sociedad, se realizaron movimientos sociales demostrando el hartazgo resultante de la brecha de desigualdad imperante al interior de Chile y de la lejanía de las élites políticas y económicas respecto del sentir de la sociedad y de la satisfacción de sus necesidades más básicas. Ello, mereció una respuesta por parte del gobierno que fue considerada por diversos organismos internacionales como desproporcionada.

Derivado de ese proceso que fue alejando paulatinamente a las autoridades de la población, la desconfianza de ésta en aquel fue creciendo a la par y la crisis de legitimidad de los gobernantes se profundizó marcadamente. Aunado a ello, el crecimiento de las empresas privadas al amparo del poder produjo que la polarización alcanzara niveles que en los últimos años podrían sumergir en un hondo abismo al Estado chileno.

Cabe recordar que fue durante la dictadura de Pinochet que se creó una Constitución (la de 1980) que establecía un modelo económico neoliberal y, con ello, se obtuvo a cambio el ingreso de Chile a cuerpos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, con lo que esto conlleva.

Finalmente, en noviembre de ese mismo año hubo una respuesta por parte del entonces presidente Sebastián Piñera a ese fastidio (que estalló por un alza en los precios del metro), consistente en la propuesta de crear una nueva Constitución Política con la que se diera espacio a las voces que históricamente habían sido ignoradas y a temas presentes y futuros de la agenda internacional que no habían sido mayormente incluidos.  Lo anterior, buscando que las legítimas demandas expresadas por la sociedad encontraran un cauce institucional que brindara estabilidad al país.

El 15 de noviembre de 2019 fue firmado el “Acuerdo por la paz y la nueva Constitución”, a través del cual las fuerzas políticas chilenas convinieron realizar un plebiscito (que es un mecanismo de participación por medio del cual se consulta a la ciudadanía sobre un asunto trascendente) nacional que terminó realizándose el 25 de octubre del año siguiente y en el que las y los votantes decidieron por una mayoría superior a la calificada la creación de una nueva Constitución y, también por una mayoría parecida, porque este proceso fuera ejecutado por una Convención Constitucional cuyos integrantes fueran electos exclusivamente para ello.

La elección de las y los 155 (78 hombres y 77 mujeres entre los que se previeron escaños reservados para representantes de pueblos originarios) conocidos como “convencionales constituyentes” se llevó a cabo el 15 y 16 de mayo de 2021, contando a partir de ese momento con entre 9 y 12 meses para concluir la labor para la que fueron electos.

Con una serie de hitos a cumplir durante los meses de mayo y julio del presente año que van desde concluir con la redacción del borrador de la nueva Constitución hasta el fin de la Convención Constitucional, las chilenas y los chilenos se preparan para votar (de manera obligatoria para habitantes del territorio nacional con 18 años o más) el próximo 4 de septiembre en un segundo plebiscito en el que se decidirá si se aprueba o se rechaza esta propuesta no exenta de polémica y cuyo resultado de acuerdo con las estimaciones es incierto.

 Publicado en: La Lista

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