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@MargaJimenez4
“Si cada uno de los mexicanos hiciera lo que
le corresponde, la patria estaría salvada”:
Belisario Domínguez
Sin el análisis crítico de periodistas, intelectuales y de hombres y mujeres de ciencia, la posibilidad de la revisión pública de los hechos de gobierno y de otros actores, se cancela. Es su papel.
Dar cuenta del cotidiano desde diferentes ángulos de los sucesos y fenómenos que se dan en el país, obliga a trabajar en la búsqueda de la verdad, materia del pensamiento y de la palabra, de los que piensan diferente que los gobernantes en turno. Se trata de ejercer el oficio con la razón y la verdad en la mano: erguidos, dignos frente al riesgo de ser amenazados en su integridad y reputación. Alzar la voz obliga a cuestionar, disentir y dar cuenta de la preocupante realidad nacional. Eventualmente, a coincidir si fuera el caso.
A las siguientes generaciones, en especial a quienes sucederán a los intelectuales y científicos cuyo desplegado se difundió ampliamente en días recientes bajo el título “En defensa de la libertad de expresión”, habrá que mostrarles el camino ético de la libertad y la justicia, y en este sentido, el de la libertad de expresión. Es necesario que aprendan a defender sus derechos y los de otros. Que no sometan su pensamiento, expresión, principios, al tirano en turno.
Vivimos una crisis de autoritarismo, en la que el poder político es dueño de la verdad única. La crítica pública de mujeres y hombres de reflexión pudiera contribuir a que los enamorados del régimen adviertan la traición del Presidente a sus compromisos. Todavía son muchos los seguidores que a pesar del desgaste propio de gobernar, de mentir cotidianamente y de un actuar dictatorial le creen.
Para no fallarle a México, ha de alzarse la voz y seguir luchando por la libertad de expresión y la democracia, la que frágil e imperfecta sólo se fortalecerá con la discusión pública. #EstoTieneQueParar.
