MIGUEL ÁNGEL FERRER

Principios matan eficacia política

A la iniciativa de ley de reforma electoral, conocida como Plan B, que ya fue aprobada por las dos cámaras del Congreso de la Unión, los diputados de Morena y sus aliados (Partido Verde y Partido del Trabajo) subrepticiamente adicionaron el texto original con una disposición que permitiría el traspaso de los sufragios obtenidos por un partido hacia otro de la misma coalición.

El propósito de esa adición era conseguir que cualquier partido que no alcanzara el mínimo de votos necesario para conservar su registro, pudiera conseguir esto con los votos traspasados por su coaligado.

Se trataba evidentemente de una chicana, de una trampa para conseguir en el texto de la ley lo que las urnas no concedieron. Una forma legal de fraude electoral. Sencillamente una simulación. “Cláusula de vida eterna” fue llamada con sorna la perversa pretensión.

Enterado de la maniobra, el Presidente López Obrador declaró públicamente que si esa adición pasaba a formar parte de la ley el propio primer mandatario en uso de sus atribuciones constitucionales la vetaría. Eso significaría el fracaso del llamado Plan B, es decir, el fracaso de la reforma electoral del obradorismo. O, dicho a la inversa, una victoria del bloque conservador.

De modo que, puesto en la tesitura de participar en esa simulación o fraude o ver fracasar su proyecto de reforma electoral, López Obrador optó por no ser parte de la simulación.

Y expresó esta postura con un aforismo o sentencia: “Si hay que elegir entre eficacia política (la aprobación de la reforma) y los principios (el respeto al dictamen de las urnas) siempre habrá que optar por los principios. Una verdadera lección de honradez política, de ética política. Un retrato de cuerpo entero de López Obrador, del obradorismo y de la Cuarta Transformación.

Con independencia del resultado final de esta confrontación entre eficacia política y principios, es obvio que aun a costa de una derrota política, López Obrador optó por ser fiel a los principios democráticos que siempre han regido su vida pública.

El pueblo, los votantes, la ciudadanía indudablemente entenderán o ya han entendido lo justo de la postura del Presidente, lo que implicará el mantenimiento o incluso el crecimiento del apoyo popular, en las calles y en las urnas, al obradorismo.

Y de cara a los comicios presidenciales de 2024, el mantenimiento y, más aún, el crecimiento del apoyo ciudadano al obradorismo conducirá indudablemente a la victoria de Morena, ya con Claudia, ya con Marcelo, ya con Adán Augusto.

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