Nos sucede a menudo: mientras las naciones avanzadas disputan mercados, tecnologías, e invierten sendos recursos en las ciencias, los mexicanos nos dividimos y polarizamos al extremo siempre viendo hacia adentro.
Parece que el mestizaje no ha logrado borrar nuestra estirpe guerrera.
En días pasados las autoridades políticas del PRI en el Estado de México destaparon su corcholata para encabezar los destinos revolucionarios en esa entidad.
Se trata de Alejandra del Moral, última ex funcionaria de Desarrollo Social.
De la lectura de columnas políticas se arriba a la conclusión de que dicha dirigente pertenece al grupo político nuclear del gobernador Alfredo del Mazo.
Algunos analistas consideran que es el rival más débil y su lectura es que en el Estado de México será reeditada la fórmula Murat/Alito, la cual significa entregar la gubernatura al partido Morena.
En el EDOMEX se forjó una historia política nacional con un grupo fundado por Isidro Fabela, diplomático y político destacado, en donde aprendieron el arte de la política numerosos cuadros que alcanzaron la cúspide del poder en México.
Por ello la pregunta es si estará dispuesto el Gobernador del Mazo, heredero directo del Grupo Atlacomulco, declinar la lucha y perder por default.
Maquiavelo plantearía que “nunca son los amigos y aliados los que piden neutralidad; esta sola consideración debería abrir los ojos del príncipe (…); pero si es de carácter indeciso y débil, el interés de salir de un apuro presente lo ciega ante el peligro de tal determinación”.
Como nunca la actuación del Gobernador Del Mazo en la campañas por su sucesión estará en el ojo nacional, después de que por sí mismo y por circunstancias diversas, ha tenido un desempeño pusilánime y una gubernatura frustrante para sus gobernados (Pandemia COVID-19 e impacto en mexiquenses; disolución presidencial del Aeropuerto de Texcoco cancelando negocios para élite mexiquense peñanietista; crisis de feminicidios en la entidad).
Del Mazo, nieto e hijo de padre que gobernaron EDOMEX, tiene el desafío de que no quede diluida su herencia en la decisión a favor de Del Moral.
En 2018 fue candidata al Senado de la República por el Estado de México junto a César Camacho, y perdió ante la fórmula de Morena encabezada por Delfina Gómez, con una diferencia de 1.8 millones de votos.
Veamos la historia.
El Partido Nacional Revolucionario de 1929 logró pacificar a la familia revolucionaria al activar un mecanismo ingenioso de sucesión pactada en las élites sin derramar sangre.
El Partido de la Revolución Mexicana, la fórmula cardenista de 1938 permitió controlar los ímpetus militares para dominar en política y estableció centrales obreras y campesinas como pilares del partido, además de extinguir el maximato Callista.
En 1946 los vientos modernos y civiles se asentaban en la élite política, logrando arrellanarse a los viejos militares, en apoltronados sillones que la unidad nacional les asignaba.
Los universitarios ascendían como estrellas fulgurantes en el teatro político; el PRI nace el 4 de marzo de 1946.
El PRI se convierte en una gran organización política de masas pero también de cuadros, los liderazgos populares al partido y los cuadros técnicos a la Administración pública.
Excelentes políticos, administradores públicos y diplomáticos se formaron bajo el manto priista.
Su imperio político permeó una poderosa subcultura del poder, un discurso coherente y reflexivo en torno a la Revolución mexicana, que permitió décadas de estabilidad política, crecimiento económico y paz social.
Con el tiempo, malos gobernantes, dominados por la superficialidad, la frivolidad, la ignorancia y la corrupción dinamitaron el partido, hicieron añicos la percepción positiva que de éste se tenía hasta que en el año 2000; un comerciante astuto, hábil en el marketing político, venció la rancia maquinaria electoral tricolor.
El PRI dejó de cobijar una estructura popular financiada desde el estado con una capacidad amplia de gestoría social.
Se perdió la interconexión entre Estado y partido.
No había congruencia ni sensatez entre el discurso revolucionario con los desplantes y despilfarros de la élite política, predominantemente, tecnocrática y anti mexicana.
¿Manijas del cambio?.
El Presidente AMLO se formó intelectualmente al lado de políticos priistas talentosos como Pellicer y González Pedrero y cultivó la ascendencia de maestras y maestros de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Ha construido y moldeado un partido/movimiento político para que camine al lado del Presidente.
Lleva 22 gubernaturas al hilo.
El partido Morena es el vehículo recipiendario de las últimas élites priistas en fuga y de liderazgos populares genuinos quienes en los barrios y ejidos participan cohesionando comunidades diversas.
Si bien prácticamente cada familia mexicana pudiese estar dividida por la polarización nacional, directa e indirectamente, están vinculadas a la política transversal de asistencialismo impulsada por AMLO.
En términos gráficos el PRI se vacía y acaso los cuadros más preparados y más avezados de la política pragmática acaban por transitar hacia Morena.
Morena es ya el partido hegemónico de México con un liderazgo fuerte y con cuadros regionales visibles.
Alejandra Del Moral puede concitar la cohesión de la región del voto toluqueño, pero su posición competitiva débil en la competencia y ante el propio priismo del Valle de México, salvo que Enrique Vargas y José Luis Duran Reveles le den su respaldo político y estructura de apoyo territorial.
Del Mazo ha decidido por la cuesta arriba para el PRI, al no inclinar la balanza por la diputada Ana Lilia Herrera (PRI).
Ésto propicia que el Sen. Juan Zepeda (Movimiento Ciudadano), pueda construir una campaña más competitiva frente a la profesora Delfina (dada su posición y ascendencia clave también en el territorio oriente, como actor divisor del de Delfina/Higinio/Duarte),
Pero también Zepeda respecto de las posibilidades de Del Moral y, eventualmente, con el respaldo de la propia Ana Lilia Herrera, puede cosechar para MC el efecto más elevado: puede confirmarse como fiel de la balanza entre el PRI/PAN/PRD y MORENA/PT/PVEM, o para sorpresa de todos, acopie potencial de pactos, alianzas, actores y votos clave, logrando conquistar la victoria por la gubernatura.
Ese escenario por ahora inesperado del triunfo naranja, podría anular en los hechos el pánico que suscita al gobernador la espada de seda penal del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Si la campaña de Del Moral no prende o impiden desde el propio gobierno estatal que logre prender, se provocaría el vaciamiento progresivo de la campaña priista hacia otra fuerza política, constituyéndose en la tercera fuerza política mexiquense.
Asimismo, no podemos subestimar el papel que jugará el priismo mexiquense genuino, el universo de cuadros y liderazgos auténticos locales y regionales, que fue preparado para liderar al país, lastimado en sus entrañas políticas por gobernantes defenestrados, negligentes y encumbrados, pero consciente de que es la última batalla por la existencia de su partido.
Ese priismo poco tiene que ver con el de Oaxaca, Hidalgo y Tamaulipas: ¿se disciplinan de principio a fin, protagonizarán revuelta contra la candidata del Gobernador del Mazo, optarán por brazos caídos o fortalecerán otra candidatura que se confirme competitiva contra MORENA?
Es posible que la decisión Del Mazo / Peña Nieto en pro de Alejandra Del Moral, haga que el año 2023 sea recordado como el tiempo mexicano en el que el viejo partido dominante del Siglo XX feneció, y que sirvió de simiente para el fortalecimiento de una nueva organización política que recuperó la vocación popular mexicana.
Vocación poco apreciada por la derecha multicolor que parece caminar en el terreno pantanoso del rencor, la envidia, el racismo, el clasismo, el chauvinismo, la corrupción y la frivolidad como ejes protagónicos de vida.
Con esas posturas en este país no tienen espacio para el éxito electoral.
Por ahora, en el EDOMEX el diseño de la contienda ya está en el tablero con la identidad de contendientes y un compás de tableros de ajedrez interpuestos (en el que al menos la reforma electoral constitucional de interés para el Presidente AMLO puede actualizar el valor de los votos legislativos federales del EDOMEX y la posición del Gobernador del Mazo), decantando la ecuación final del peso de intereses, estructuras y manipulación de fuerzas de movilización y clientelas electorales.
Se confirma entonces como un laboratorio clave para la contienda sucesoria presidencial de 2024, en la que Movimiento Ciudadano puede dar una sorpresa inesperada o el PRI, la última mina de oro que fue defendida con inteligencia estratégica o cedida, podría cristalizar la Cuarta Transformación del PRI con tutela presidencial morenista.
Casi todo en política es juego de decisiones/máscaras/apariencias y circunstancias imprevistas: no es, deviene, está por verse y consumarse, hasta que se sella -a veces en el último momento/aliento de disputa por el poder-, en la realidad.
Pedro Isnardo De la Cruz es Doctor en Ciencias Políticas y Sociales y profesor en la UNAM. Publicó en 2017 Decisiones estratégicas presidenciales en EUA: El aprovechamiento de la ocasión en crisis de Seguridad nacional y Terrorismo. George W. Bush y Barack Obama (2001-2012).
Juan Carlos Reyes Torres es Licenciado en Derecho por la Universidad Iberoamericana, con estudios en Ciencia Política y Administración Pública por la UNAM y profesor de Teoría del Estado.
Coautores de Para entender la 4T (2019), con el sello editorial de Stonehenge México.