OPINIÓN

Primero los pobres

Héctor Herrera Argüelles

“A veces uno sabe de qué lado estar simplemente viendo quiénes están del otro lado”: Leonard Cohen

Uno de los mantras del Presidente López Obrador ha sido el combate a la pobreza. Por ello, es clara la molestia que han provocado los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. No es un dato menor. La pobreza en el país aumentó de un 49.9 % al 52.8 %. Es decir, 5.1 millones de mexicanos sumados a las filas de la pobreza. En suma, 66.6 millones de ciudadanos en esa condición.

Las cifras dan sobradas razones a los opositores del gobierno de la 4T para cuestionar su gestión y desempeño. No es para menos, ya que el Presidente, insiste y reitera que “primero los pobres”, y ¿entonces?

Me dicen que, “todas las cifras pueden ser torturadas hasta decir lo que uno quiere que digan. Y si de política se trata, esto es más evidente”. Sin embargo, las cifras que nos presenta el Coneval no son nuevas ni llaman a sorpresa. Desde hace 33 años, por lo menos, los gobiernos han implementado programas gubernamentales para remediar la pobreza sin resultados positivos y efectivos.

Carlos Salinas con su Pronasol (Programa Nacional de Solidaridad) fue el primero que adoptó como política pública, el combate a la pobreza. En la capital del país, López Obrador fue el primero en instaurar una pensión para adultos mayores. No es minucia que, en ambos casos, los gobiernos subsecuentes mantengan esos programas que, en esencia, persiguen el mismo propósito.

No obstante, 33 años después, las cifras muestran la ineficacia de esos programas. Ninguno de ellos ha logrado abatir la pobreza, ni siquiera disminuirla. Ningún partido político ni corriente ideológica, ha logrado modificar el entorno ni las circunstancias de la mitad de la población de este país.

¿Es un fracaso de López Obrador? No. Es un fracaso del Estado Mexicano. En esta coyuntura, es justo decirlo, dos variables han impactado la gestión de la pobreza: la pandemia y la instrumentación administrativa que el gobierno ha aplicado en materia de Bienestar y Salud.

Por cierto, como dato alterno, el Presidente debería estar muy preocupado por el manejo de los programas sociales en la Secretaría de Bienestar. Cada día se acumulan las denuncias de malversación y manejo opaco de los recursos que, precisamente se destinan al combate a la pobreza.

Los datos que hoy conocemos son resultado de una “situación atípica”, y “el cambio de administración y de sus prioridades influye, pero la pandemia también”.

Las cifras de pobreza han resistido a todos los partidos políticos. Es justo que, adultos mayores, jefas de familia o personas con capacidades diferentes reciban apoyos gubernamentales. Es un acto de justicia social. Sin embargo, el clientelismo político, y la corrupción que producen son frutos apetitosos que, todos los políticos desean aprovechar. Reditúa votos y fortunas mal habidas.

Los pobres importan porque son redituables económica y políticamente. Desde la esfera gubernamental desde hace 33 años, los pobres son frutos exprimibles. Ahora menos que nunca, no importa su cruda realidad, “sino las emociones que despiertan”. La “emocracia” ha sustituido a la “iconocracia”. En la “época de la post verdad impera el poder de las emociones y no de la razón”

Tal vez por ello, el “Presidente diga con toda la tranquilidad y provocación que, él tiene otros datos”. La verdad no importa.

La política social requiere enfocarse en la creación de oportunidades de empleo y auto empleo, focalizar los esfuerzos de inversión en zonas deprimidas, canalizar apropiadamente los recursos y reforzar los programas de supervisión para que no se conviertan en barriles con fondo indefinido e indeterminado.

No se justifica el argumento de que las “cifras pudieron ser mucho peores”. El hecho concreto es que, en 33 años de combate a la pobreza, el Estado Mexicano en toda su expresión ha fallado. Es necesario entender que la estrategia de lucha contra la penuria, simple y sencillamente, no ha funcionado. Ni neoliberales ni progresistas le dan al clavo. No dan pie con bola.

De la libreta

° Recibo múltiples quejas de personas que critican la ausencia de medidas sanitarias y de higiene en el transporte público y privado. Combis, microbuses, metro, aeropuertos, autobuses foráneos, no tienen esquemas de protección contra la pandemia. Requisito para abordar cualquier transporte debería ser el uso de cubrebocas, ni más ni menos. Quien no lo acaté, no puede usar el transporte.

° Hablando de transporte. Nos adelantan que especialistas en temas de movilidad se reunirán en la ciudad de México del 9 al 11 de noviembre, en el marco de Intertraffic y el IV Congreso Iberoamericano sobre Sistemas Inteligentes de Transporte (ITS). El objetivo es reactivar la movilidad en México y Latinoamérica, sector que ha resultado severamente afectado por la pandemia, debido al confinamiento y a la suspensión de actividades en las grandes ciudades.

° Mi apoyo y solidaridad para mi compañera en Grupo Fórmula, Azucena Uresti. Inadmisibles e intolerables las amenazas en su contra, y de compañeros informadores por parte del crimen organizado.

° No es menor la decisión del Presidente López Obrador de apoyar la postura de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, de mantener el semáforo naranja para la capital del país. Es una señal inequívoca. Sheinbaum ya enterró el semáforo. La idea del semáforo no fue del Dr. López Gatell sino de…Marcelo Ebrard.

@HectorHerreraAR

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