Por César Daniel González Madruga “El Siervo”
La política mexicana durante este 2023 se reducirá a un solo tema paraguas, la Sucesión Presidencial de 2024. No habrá coincidencias, todo acto, programa, declaración, etcétera, tendrá un claro objetivo, ¿quiénes serán los candidatos para el 2024?
Los primeros en tener que decantarse serán los candidatos independientes, que, si bien inician el año en todas las encuestas con un 3%, al ponerle nombre al candidato obtendrá mayores simpatías. Esto será cerca del mes de octubre y el nombre que más resonará será el de Ricardo Monreal, en ese mismo mes requerirá iniciar con la recolección de firmas y se acercará a los dos dígitos de preferencias en los sondeos.
Por el lado oficial, la definición del candidato tardará hasta finales de 2023, sin embargo, será un año de desgaste intenso para Claudia Sheinbaum, tanto de manera interna en su partido como con la oposición en la Ciudad de México. Conforme se vayan descartando candidatos de la oposición en la CDMX, persiguiéndolos y encarcelándolos, es decir, se irá en contra de Taboada y Von Roehrich, tras Xóchitl Gálvez, Jorge Romero y, hasta en una de esas, tras Lía Limón, lo que hará de la oposición una víctima y la pondrá en serias posibilidades de competir con perfiles limpios y sin cola que les pisen como el de Kenia López Rabadán.
La crítica morenista a Sheinbaum crecerá y el reclamó será que no pueden darse el lujo de poner en riesgo la elección presidencial y al mismo tiempo defender a la ciudad para el partido, cuando es la misma Sheinbaum quien, en los hechos, está haciendo absolutamente de todo para entregarla. La otra carta de Morena es Adán Augusto, quien seguirá sin entusiasmar y pronto pasará a ser un recuerdo como el Creel de Fox, el Cordero de Calderón, el Videgaray de Peña y el Adán de AMLO. En tanto, Marcelo Ebrard se alzará como el mejor calificado y como la opción para retener la presidencia para Morena, el pragmatismo político de AMLO (nada como darse el lujo de entregarle a la oposición la banda presidencial), lo conducirán a acompañar la unción del hoy canciller como candidato del morenismo.
Mientras tanto, en la oposición, Santiago Creel buscará hacerse de la candidatura de la coalición “Va por México”, su argumento seguirá siendo que el partido que más votos representa entre el PRI, PAN y PRD es el PAN, por lo que este debe poner al candidato a sabiendas de que puede agandallarse de la candidatura como cuando Anaya lo hizo. Sin embargo, le jugarán dos factores en contra: primero, el desgaste de esa narrativa frente al PRI y PRD, quienes mantendrán su argumento de que el candidato debe ser el que mayor liderazgo y preferencias refleje en las encuestas y es ahí donde Creel se mantendrá debajo de los dos dígitos; y, segundo, se llama Roberto Gil que, como coordinador de campaña de Lilly Téllez, le entregará importantes sectores del panismo y harán eco con el PRD y PRI de poner al candidato más competitivo, mismo que seguirá siendo la senadora Téllez, dejando a Creel arrinconado, siendo esta la candidata.
Finalmente, para Morena, en la CDMX la candidata será la hoy Secretaria del Trabajo, María Luisa Alcalde, que será la mejor forma de asegurar que la estructura sindical de su madre, Bertha Luján, pueda trabajar en una elección que parece perdida.
Los dados están en el aire.
César Daniel González Madruga “El Siervo”
@CesarG_Madruga
