OPINIÓN

Reapertura en la nueva normalidad: Empleo

Gerardo Barrios Espinosa

En últimos días diversos países en el mundo han reiniciado sus actividades económicas bajo el concepto de la nueva normalidad. La pandemia que ha puesto al mundo en vilo, trajo retos no vistos anteriormente lo que ha requerido de nuevas estrategias y políticas públicas para enfrentarlo y palear los efectos en la economía, la salud y la sociedad.

México ha optado por un esquema de “semáforos” – señales que un gran número de automovilistas no respetan – como indicadores para la reapertura de las industrias, los comercios y la integración de los empleados “no esenciales” a la vida laboral; estrategia que ha generado confusión generalizada entre la población sobre las restricciones y acciones sanitarias a seguir en cada etapa del semáforo, sobre en qué etapa del semáforo se encuentra cada población y sobre qué nivel de gobierno determina dichas etapas.

Hace pocos días, Brookings –un reconocido think tank sobre gobierno y políticas públicas en Washington, D.C.– publicó una compilación sobre diversos estudios realizados por sus académicos en las últimas semanas, intitulado “ReOpening America; how to save lives and livelihoods” (Re aperturando América, cómo salvar vidas y calidad de vida), el cual es una útil guía sobre los indicadores y consideraciones que deben de tomar en cuenta los gobiernos en la generación de políticas publicas para combatir los efectos nocivos de la pandemia.

México ha implementado estrategias propias que han quedado cortas en este objetivo, en el mejor de los casos; si bien se evitó el colapso del sistema de salud, la tasa de mortalidad es una de las más elevadas del mundo XXX, los créditos ofrecidos para las empresas no fueron ni siquiera solicitados por el 30% de las personas morales registradas ante el IMSS, por insuficientes y la relación entre sector público y privado alcanzó durante la pandemia su nivel más ríspido desde que inició la administración de López Obrador hace dos años.

Los analistas coinciden en ver un panorama por demás complicado para México – como resultado de la pandemia y de decisiones económicas equivocadas durante los primeros meses de la nueva administración—para los próximos 18 meses, lo que hablaría de una recuperación más en forma de U alargada, en lugar de la anhelada V, o una mala “bouncebackability” – término acuñado por The Economist en su edición de esta semana—referente a la rapidez y capacidad de una economía para recuperarse.

Para esta entrega se analizan las consideraciones en el apartado de empleo, sin duda el de mayor impacto en la vida diaria después de la salud y en el que hasta la fecha se han perdido más de un millón de puestos de trabajo, tan sólo en el sector formal de la economía mexicana, de abril a la fecha, las estimaciones para el futuro no son nada alentadoras.

El documento de Brookings  destaca que la confianza, sobre todo entre sector público y sector privado – que como mencioné anteriormente se encuentra en un mínimo histórico en México – es un ingrediente fundamental en esta nueva normalidad. Esta confianza es indispensable para que las políticas públicas orientadas a reactivar la economía implementadas por el gobierno, tengan la tracción necesaria entre los empresarios, misma que fomente la disposición a mantener empleos. De la misma forma, los empleadores deberán de generar confianza entre sus empleados en el sentido de que sus puestos de trabajo y su salud estarán a salvo, está confianza a su vez es transmitida a los clientes de comercios, restaurantes y servicios, que se saben protegidos en cuanto a su salud por dichos establecimientos.

Preservar Empleos

México tiene grandes áreas de oportunidad en cuanto a preservación y generación de empleos se refiere en los próximos meses. Brookings destaca que la era post pandemia demandará al mercado laboral de hacerse de nuevas habilidades y capacidades – una mayor “fluidez digital” por ejemplo—en diferentes industrias. México pues debe de hacer mucho más flexible su mercado laboral a manera de que se facilite la contratación por horas de personal en diversas industrias en tareas que pueden ser transferibles en diversos sectores como la atención al cliente, los cajeros, la limpieza, entre otros.

En este sentido el estudio plantea “Compartir Estratégicamente a Empleados” entre industrias y cita el ejemplo de Macys (que al permanecer cerrada tiene sin empleo a miles de personas capacitadas en atención al cliente) y Walmart (que al incrementar sus ventas en la pandemia, requiere de personal para limpieza y, precisamente, atención al cliente). En México se debe analizar que tipo de adecuaciones se deben de implementar en el corto plazo para poder facilitar que los empleos se muevan entre industrias de manera temporal, sobre todo en áreas como autoservicios, restaurantes y construcción entre otros.

Otro factor a destacar para la reapertura es el del pago de ausencia por enfermedad o por cuidado a familiar, ya que mientras no exista vacuna contra el virus, la fuerza laboral continuará expuesta, “se necesita un nuevo contrato social entorno a este tipo de enfermedades que requiera que debas permanecer en casa si estás enfermo, sin perder el pago al hacerlo” afirman Isabel Sawhill y Morgan Welch; reabrir la economía no debe implicar una disyuntiva para el trabajador de menor ingreso entre recibir un cheque o mantener su salud; por el contrario, se debe de considerar el impacto en la empresa y la comunidad misma a partir de que un trabajador enfermo asista a su lugar de trabajo — aquí cobra la mayor relevancia otra de las medidas más subestimadas en México: hacer Pruebas, Pruebas, Pruebas – sobre todo en el caso de que este trabajador sea asintomático.

A partir de este lunes, muchas empresas regresaron a sus labores bajo las nuevas medidas sanitaria, sin embargo, la fuerza de trabajo aun no cuenta con medidas reflejadas en la legislación que reconozcan la nueva circunstancia a la que se enfrentan. Es necesario que los legisladores tomen en cuenta esta coyuntura y entren de lleno a un tema que ha sido tabú en los últimos 30 años que es reformar el mercado laboral para hacerlo mucho más flexible. En la era de las plataformas digitales, en nuestro país aun es imposible que un trabajador decida a través de una app en dónde emplearse a partir de la mejor oferta recibida en su dispositivo móvil para esa semana o mes, como sucede ya en Europa o Estados Unidos. ¿Qué estamos esperando?

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