YAZMIN ALESSANDRINI

Convoca López Obrador a la marcha del ego

* AMLO montó en cólera tras el éxito de la marcha #ElINENoSeToca

* El acarreo al Zócalo para el 27 de noviembre será multitudinario.

* ¿Qué pretende con esto el Primer Mandatario? Sólo él lo sabe.

 

TORTA SIN AGUACATE.- Herido en su orgullo y aconsejado por su mastodóntico ego, el Presidente Andrés López Obrador tomó de la peor forma posible el éxito de la marcha multitudinaria #ElINENoSeToca que se realizó el domingo pasado del Ángel de la Independencia al Monumento a la Revolución en la Ciudad de México y que convocó a decenas de miles de compatriotas que decidieron tomar la calle para zamparle en la cara un “¡Ya basta!” a las intenciones del Primer Mandatario de dinamitar las instituciones (sobre todo los órganos autónomos) y, de paso, también para arrebatarle de las manos la agenda nacional al tabasqueño, quien como regalo de cumpleaños recibió un durísimo golpe de realidad, pues con sus propios ojos pudo corroborar que la oposición bajo ninguna circunstancia está moralmente derrotada como tantas veces lo mencionó. *** A estas alturas, si lo analizamos objetivamente, hablar de un hecho que ocurrió prácticamente hace una semana, mediáticamente ya no es muy atractivo que digamos en el aspecto informativo. Pero, no. En esta ocasión no ocurrió de esta manera porque don Andrés montó en furia y, para demostrar que sólo sus chicharrones truenan, anunció que el próximo domingo 27 de noviembre también marchará para demostrarle a la oposición y a aquellos que se oponen a su proyecto de nación (¿cuál?) y también para presumir que él es el mero-mero en eso de las marchas multitudinarias. Pero, ¿y cuál será el motivo de esta caminata dominical que iniciará también en el Ángel de la Independencia y concluirá (ésta sí) en la plancha del Zócalo capitalino? Pues, dizque el Presidente, así celebrará su cuarto año al frente del Gobierno de México y, de paso, así retomará la actividad que mayores dividendos políticos le generó cuando estuvo en campaña permanente buscando llegar a Palacio Nacional

 

SOPA DE TORTILLA.- De lunes a viernes, toda esta semana, el tema fue uno solo en las conferencias mañaneras del Presidente López Obrador: Su marcha del desquite. Y de lunes a viernes la cantaleta presidencial fue también una sola: “Ayúdenme, corran la voz”, “convoquen a toda la gente que puedan”, “están todos invitados”, “será un festejo”… ¿Es en serio?, ¿se trata de una celebración?, ¿qué celebrará, señor Presidente?, ¿que existen millones de mexicanos (sí, ¡millones! aunque se niegue a aceptarlo) que ya no están dispuestos a seguir escuchando su discurso de insultos y descalificaciones?, ¿o piensa celebrar que su reforma electoral murió siquiera antes de nacer? Porque ese es un hecho irrefutable, su intentona por apoderarse del Instituto Nacional Electoral (INE), que no desaparecerlo, feneció bajo los miles de pies que caminaron el domingo pasado del Ángel de la Independencia al Monumento a la Revolución y justo fue eso lo que lo hizo enfurecerse a grado tal que decidiera volver a hacer algo que hace muchos años no ha hecho: Tomar las calles, manifestarse, protestar. Pero para su mala suerte, hay algo que su lastimado ego no le ha permitido ver en su total claridad y es que aunque usted decida marchar de lunes a domingo por el resto de su sexenio, acompañado de millones de simpatizantes, acarreados y paleros, el palazo que le asestó la realidad (no la gente) el domingo pasado no se lo quita ni Dios padre.

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