YAZMIN ALESSANDRINI

Mmmm… No podría contestar eso

* Leticia Ramírez apenas tiene una quincena al frente de la SEP y ya enseñó el cobre

* No sabe absolutamente nada de menesteres educativos

* ¿En manos de quién está el destino escolar de poco más de 29 millones de chamacos?

 

PATÉTICA ESCENA.- Enésimo episodio de la sátira-farsa titulada “¡Al Diablo con las Instituciones” producida y dirigida por Obrador Productions. En esta ocasión la protagonista es la señora a la que le encargaron desde el 15 de agosto pasado el despacho de la Secretaría de Educación Pública (SEP), la dizque “maestra de salón de clases” Leticia Ramírez Anaya. ¿La locación? No podía ser otra más que la majestuosa sede de la SEP. ¿La escenografía? Minimalista: Sólo un par de sillas y la titular del noticiero matutino del “Canal de las Estrellas”, Daniel Dithurbide, interpretando el rol de reportera entrevistadora. Luces, cámara… aaaaaaaaacción!!!:

– Entonces… ¿cómo va a aprender, tratenos de poner un ejemplo, cómo va a aprender un niño las matemáticas en segundo de primaria que ya esté dentro del nuevo modelo educativo? –inquiere la periodista.

Con mirada dubitativa, sonrisita nerviosa y una desfachatez endémica en los próceres de la 4T, nuestra nueva estrella del firmamento educativo responde:

– Mmmm… No podría contestar eso.

¡Corten! ¡Se queda!

¡Vaya nivel de cinismo y desvergüenza! La persona a la que se le ha encargado el destino educativo inmediato de alrededor de 29 millones de niñas, niños y jóvenes que cursan educación básica (preprimaria, primaria y secundaria), no tiene la más mínima idea de dónde está parada y mucho menos cuenta con los rudimentos de una encomienda tan seria y delicada como lo es la enseñanza. Eso sí, cumple a cabalidad con el único requisito que el Presidente Andrés López Obrador le exige a sus colaboradores: Uno por ciento de capacidad, noventa y nueve por ciento de lealtad.

 

PANORAMA DESOLADOR.- Que nadie se sorprenda y mucho menos se ofenda, eso es justo lo que se pretende en Palacio Nacional desde el 1º de diciembre de 2018: Demoler hasta los cimientos, que no quede piedra sobre piedra todo aquello que pueda representar un peligro para que se consolide el obradorismo (no el morenismo, tampoco la 4ª Transformación y mucho menos eso que el Presidente llama “la revolución de las conciencias”). El primer paso es dejar a México huérfano de instituciones, el segundo es socavar al máximo el estado de derecho y el tercero es manipular a placer a una masa uniforme que desde los medios de comunicación y las redes sociales sólo quiere formar parte de esta nueva guerra de castas protagonizada por “chairos” y “fifis”. Y para eso sólo requieren ser parte de un gigantesco ejército de ignorantes adoctrinados. Por eso es que llegaron a la SEP personajes como Delfina Gómez Álvarez y Leticia Ramírez Anaya, para destruir lo poco que queda. Por eso es que los pequeños ya no van a ser aprobados o reprobados, todos pasan de año, aunque sean unos burros. Por eso están unificando los grados escolares. Por eso es que ya no se va a molestar a los profesores con evaluaciones innecesarias. Por eso los libros de texto gratuitos están siendo adulterados en todos sus conceptos, para que los chavos crean que México nació como país el día que López Obrador ganó la Presidencia. Ya ven que incluso el director de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga, eso de leer por goce es un mero acto individualista, consumista, capitalista… ¡neoliberal, pues!

 

1+1=CUATROTÉ.- Tristemente la agenda de aquí al término del sexenio obradorista, ya está bien marcada y definida: Todos los días, sí o sí, el tema de las “corcholatas” debe ser parte primordial de la conversación; también hay que destacar por sobre todas las coyunturas que lo más importante son los índices de popularidad y de aceptación del Primer Mandatario, aunque eso no se traduzca en buen desempeño y mucho menos en resultados. Y todo aquello que opaque o distraiga (la galopante crisis económica, el espantoso número de ejecuciones, el desplome de la actividad turística, el rezago educativo y un larguísimo etcétera) tiene que ser relegado, minimizado e incluso satirizado. La realidad es que la educación no es prioridad para este Gobierno. Tan es así que le regalaron la titularidad de ese ministerio a una señora que la última vez que se paró en un salón de clases fue hace 27 años.

Cuando menos doña Leti no respondió con el infame “¿y yo por qué” de Vicente Fox, ¿verdad?

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