ISRAEL MENDOZA PEREZ

Cuatro versiones de Jaime Bonilla

Morena en su conjunto se encuentra en la mira de varios sectores. En noviembre tendrá, al menos, dos pruebas para reafirmar su espíritu democrático o revelarse como el partido que aspira a revivir las más distorsionadas prácticas políticas.

El factor Jaime Bonilla y el relevo en su dirigencia nacional son las pruebas para medir si el presidente Andrés Manuel López Obrador dejará que el partido tome su camino con independencia o como a la vieja usanza tire línea y frene, por el momento, la perredización a la que se encamina.

Mucho de ese escenario depende de lo que los aspirantes a la dirigencia tengan como proyecto de partido para enfrentar el bonillazo. Pues primero llega al mandato, el primer gobierno más controvertido emanado de la Cuarta Transformación y 19 días después se elige al nuevo dirigente.

Apenas el pasado viernes 18 fue decretada la reforma que amplía de dos a cinco años el mandato de Jaime Bonilla Valdez. Con esto se comienza a tejer la nueva historia de Morena, el partido que encontrará en Baja California el laboratorio político ideal. Si funciona la ampliación de mandato se corre el riesgo de sentar las bases para crear cientos de “bonillitas” para los próximos comicios de 2021.

El tema Bonilla es al interior de Morena un complejo concierto de voces que exhibe que ni entre el partido existe una misma línea discursiva.

Bonilla también tiene divididos a los cuatros aspirantes a la dirigencia nacional. Ninguno coincide en el camino que se debe seguir y la esencia democrática se doblega ante las diferentes interpretaciones de los morenistas.

Aún así el morenista Jaime Bonilla afirmó que el próximo 1 de noviembre tomará protesta como gobernador del estado por cinco años.

Ante esta situación de divergencia política en Morena, el coordinador parlamentario de la Cámara de Diputados, Mario Delgado, opinó que la consulta abierta para ampliar el mandato de Jaime Bonilla en Baja California, de dos a cinco años, no tiene consecuencia jurídica.

En un tono institucional añadió: “La encuesta Bonilla es un ejercicio al que convocó el Congreso del estado (de Baja California). Ellos tienen la posibilidad de hacer eso, finalmente es el Congreso de un estado libre y soberano”.

Con más agresividad por el respeto a la democracia, Alejandro Rojas Díaz Durán, senador suplente de Ricardo Monreal y aspirante a la presidencia nacional de Morena, aseguró que el gobernador electo de Baja California, Jaime Bonilla, está violando la Constitución y el Estado de Derecho, al pretende reelegirse de manera “inconstitucional”.

“Su argumento jurídico —si no fuera tan grave— sería cómico. Es como si yo me registro para presidir Morena 10 años, aunque el Estatuto lo impida y luego haga una consulta ilegal, con el 1.8 por ciento del padrón de Morena, para justificar dicha aberración legal reeleccionista.

Mientras que en defensa de Bonilla, la secretaria general en funciones de presidenta y aspirante a la dirigencia de Morena, Yeidckol Polevnsky, afirmó que el hoy gobernador electo Jaime Bonilla sí se registró a este cargo por un periodo de cinco años y no de dos, como se ha manifestado en varias ocasiones.

Y el caso ambiguo es el de Bertha Luján ya que para ella, Bonilla no es el personaje central sino los legisladores, según ella “la cuarta transformación tiene que ver con democracia, con legalidad y tiene que ver con la voluntad política de cambiar las formas en que se ha venido definiendo la política en el país”,

Rechaza la llamada “Ley Bonilla”, y exigió a los legisladores que la aprobaron, “dar la cara y explicar a la ciudadanía”.

Aún así, las cuatro versiones de Bonilla exhiben esa atomización de opiniones que al interior de Morena existen.

Israel Mendoza Pérez / Dobleces

@imendozape

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