Mientras muchas niñas y niños sueñan con súper héroes, muchas otras y otros en nuestro estado y en nuestro país son víctimas de las conductas más abyectas del ser humano, de la perversión, del poder del más fuerte sobre el más débil, víctimas de las comunidades religiosas, del fanatismo, de la ignorancia, abusadas y abusados por sacerdotes, pastores, por sus padres, vendidas como mercancía o sus órganos, ante la indiferencia de quienes el tema no les ha llegado de cerca.
No hay leyes que alcancen, ni autoridades que ejerzan su función, ni policías suficientes, en el supuesto que no sean pederastas o violadores, también, que resuelvan el problema. Huelga señalar que la protección y formación de la niñez en ambientes sanos, alejados del ejercicio oscuro de los ministerios de las iglesias, de no pocos religiosos y cultos como La Luz del Mundo y su pastor, como sacerdotes católicos, como algún empresario chino e integrantes de familias que abusan de niños y niñas con la complicidad de los adultos. Es urgente que esa sea la guerra que debiéramos emprender.
Es responsabilidad de quienes tenemos un espacio de información o de opinión, dar cuenta de manera insistente en temas que preocupan y siguen enfermando a la sociedad. No podemos voltear la mirada frente a estas conductas convertidas en hechos consumados, en ningún caso, menos en la niñez. En Ecatepec una niña de cuatro años acaba de ser víctima de golpes, hasta límites inauditos. En el Estado de México y el resto del país los niños primero. Es hora de actuar. Quienes tienen hijos pequeños, nietos y nietas saben de qué hablamos. Por el bien de la niñez alto a la permisividad.
Tienen que ocurrir escándalos como el de los sacerdotes llamados a cuentas por el Papa o la develación de la lamentable relatoría de las barbaridades del apóstol Naasón Meram J. García, líder de la Iglesia de La Luz del Mundo, para que el tema vuelva a visibilizarse.
Margarita Jiménez / La Hidra Digital
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