MARGARITA JIMÉNEZ

Las voces del Silencio

México vivió el pasado lunes la desolación de la ausencia. Las calles, las escuelas, los centros de trabajo, sin mujeres. El mensaje fue poderoso, claro: sin mujeres el país no se mueve. La convocatoria lo estableció así. Las mujeres la cumplimos unidas, determinadas, decididas a poner un alto a los feminicidios y a las diversas formas de violencia que se padecen en una cultura machista. Se le gritó a la negligencia de la autoridad. Se expresó la verdad del miedo. Se visibilizó y se exigieron políticas públicas que lo abatan. Las ausencias apabullantes del Paro Nacional de Mujeres del 9 de marzo remataron la ecuación del hito histórico llamado Mujer con liderazgo. Mujer cambio. Mujer valor.

El día anterior, el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, miles de mujeres en 60 ciudades del país, entre ellas las de cinco municipios de mayor violencia contra la mujer en el Estado de México, así como en ocho países más, marcharon para gritar “ya basta”. La furia, el hartazgo, la indignación acumulada por décadas y centurias de abuso llenaron el espacio. Caminaron tres generaciones tomadas de la mano: abuelas, madres, hijas de diferentes clases sociales, ocupaciones e ideologías. La cita fue para cambiar el rumbo de la historia. Se ganaron las calles. Tomaron el lugar que les corresponde. Las extremistas violentas surgieron, pero no fueron relevantes ni desviaron el sentido y el propósito.

Consignas como “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”, “Ni una más, ni una más”, “Hay que abortar, hay que abortar, hay que abortar el sistema patriarcal”, fueron algunas de las expresiones que llenaron las calles convertidas en ríos morados, flanqueados de jacarandas en floración. La marcha y el silencio de las mujeres cambiaron a México. Hoy ya se están reuniendo organizadoras y colectivos para organizar lo que sigue en este movimiento.

Margarita Jiménez / La Hidra Digital

margaritajimenez20@gmail.com

@MargaJimenez4

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