No obstante la severidad de la crisis económica mundial, y a pesar de los estragos en el empleo causados por la crisis sanitaria, también universal, por la pandemia de Covid-19, los datos duros no muestran signos de un mayor deterioro económico y, al contrario, revelan avances innegables de la estrategia en la materia del Presidente López Obrador.
Quizás el dato más significativo sea la notoria ausencia de señales de desabasto. Es evidente la suficiencia de la oferta de alimentos, energía eléctrica, medicinas, ropa, calzado, servicios médicos, combustibles.
También es un dato muy alentador la lenta pero sostenida mejoría en el precio del dólar. Revaluación y no devaluación del peso. Y una cosa semejante puede decirse de la tasa inflacionaria: hace meses que se encuentra estacionada en un poco más del 3 por ciento. Y dólar barato y una inflación muy baja son, desde cualquier punto de vista, buenas señales económicas.
Igualmente es un dato apreciable y de la mayor importancia el aumento en los montos de recaudación fiscal. Esto se ha conseguido por dos vías paralelas: una mejor, más completa y más eficiente administración tributaria y un categórico alto a la evasión y a la corrupción fiscales, toleradas y promovidas por décadas, desde los propios gobiernos neoliberales.
La continuidad e incremento en la llegada de las remesas de los mexicanos que trabajan en Estados Unidos son otra buena noticia económica. Se trata de recursos sanos que, con el aumento de la recaudación fiscal, permiten al gobierno obradorista prescindir del endeudamiento, cuyas consecuencias, como enseña la experiencia, siempre resultan muy onerosas y finalmente negativas.
Es cierta y evidente la caída en el empleo. Pero también es evidente que se trata de un descenso temporal, fruto de las medidas destinadas a la contención de la pandemia. Esa caída ya se está revirtiendo. Y a medida que se reanuden las actividades productivas el empleo volverá a sus niveles históricos.
Y para no dejar fuera de este breve recuento de buenas noticias económicas al sector financiero, debe consignarse el positivo comportamiento del mercado de valores: estabilidad, crecimiento estándar y ausencia de sobresaltos bursátiles.
Frente a este panorama, ¿sobre qué bases pueden sustentar los ideólogos neoliberales y sus corifeos en los medios de comunicación hegemónicos sus malos diagnósticos y sus peores pronósticos. Es claro que datos duros matan maledicencia.
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