OSCAR ESQUIVEL

De 575 pesos para morir, ahora es gratis

EUTANASIA, Historia real

@CHICOTITO02

Atreves tiempo continúa existiendo la preocupación por la falta de debate sobre la muerte asistida, en tiempos de pandemia se acentúa el sufrimiento de pacientes con alguna enfermedad crónica incurable o en fase terminal. El Covid por ser pandemia tiene prioridad de atención a pacientes que la adquieren, complicando la atención a enfermos graves terminales, así como la aplicación de los remedios paliativos para evitar el dolor, sumando a la férrea lucha de grupos conservadores de evitar el debate sobre el tema, simplemente los ignoran o lo combaten con ferocidad.

Actualmente olvidamos el valor de la seriedad, nos encadenamos a los prejuicios, que no nos dejan crecer como sociedad, pocos los privilegiados, son únicamente aquellos se allegan información adecuada, estudian, observan, leen y están en posición de sobrevivir ante la ola de la ignorancia.

Hace tiempo escribía la historia de pacientes mujeres enfermas de cáncer terminal, que fueron a morir a un país extranjero donde a solicitud de ellas, les aplicaron el protocolo para bien morir. varios casos fueron tan relevantes que algunos de los países que aplican la eutanasia modificaron sus leyes para permitir de manera más sencilla, que enfermos terminales extranjeros acudan a ellos.

Una historia parecida, de varias, se presentó hace unos meses ya dentro de la pandemia Covid, Holanda dio cobijo a Laura una mexicana valiente que fue asistida, para cumplir su deseo de morir con dignidad, dentro de este periodo de “madre de todas las pandemias”. (historia que compartiré próximamente)

La eutanasia ha pasado a formar parte de la vida cotidiana en lo jurídico, la legalidad, salud y ética, Para el paciente, la familia y hasta par el estado es más costoso en lo moral y económico, no aplicar su asistencia. Sí lo viéramos de esta manera, efectuar gastos paliativos medicinales y asistencia médica, es mayormente doloroso, que asumir el costo de la aplicación de químicos para terminar con la vida de quienes sufren.

Ocho personas al día, fallecen bajo la “muerte asistida”, en países como Bélgica y Holanda, Canadá incluso ha llegado más, lejos el “gobierno federal se comprometió legalmente a considerar la posibilidad de permitir la eutanasia y el suicidio asistido para niños y adolescentes menores de 5 años indicadas a causas por enfermedades mentales únicamente, y por directiva anticipada para aquellos que carecen de la capacidad necesaria, al igual que pacientes con demencia

Hace 3 años el costo aproximado era de 25 euros algo así como 575 pesos mexicanos, más honorarios médicos, ahora es prácticamente gratuito, estos países se acogieron al costo beneficio por cruel que se escuche.

En Holanda, la aplicación de la técnica” para bien morir” en 2017 fue de 5,600 ciudadanos al presente año se incrementó a una cifra de escalofrio12,500, mas las solicitudes de extranjeros aumento casi 30%. El derecho a la muerte digna tiene que ver con el marco jurídico inapelable y estricto, que comenzó en el año 2002 y únicamente “asistía” a enfermos terminales o pacientes con dolencias dolorosas e incurables, ahora se modificó para aplicarse a tercera edad y se dio la autorización para asistir a niños mayores de 12 años

México en su polarización y en peligro del regreso al conservadurismo más radical ¿estará realmente preparado? ¿la 4T estará dispuesta a poner sobre la mesa el tema? Nos autonombramos personas pensantes, racionales, esperamos que hagan participe a la sociedad para tomar la mejor decisión conjunta, siempre con la premisa de atender el derecho a la vida, pero también al irrenunciable derecho de decidir por nuestra vida, cuando la ciencia no pudo contrarrestar el dolor físico y mental, el derecho tiene la última palabra.

Comparto la historia de Rosa, murió bajo asistencia del bien morir.

ROSA.

El calor calaba hasta en los pies atravesaba la suela de los zapatos, en un día caluroso de verano, Rosa, joven madre de una niña de apenas cuatro años, tenía prisa de llegar a su casa para preparar la comida, su esposo Juan trabajaba como supervisor en una tienda de departamental, de esas de lujo, donde el crédito abunda y nunca terminas de pagar, empleado de 12 horas, poco tiempo le quedaba para estar con su familia. Ese día al llegar a casa, Rosa abrió la puerta y dio el primer paso hacia el pasillo, inmediatamente se sintió acalorada, con sofoco y cayó al suelo desmayada. Habían pasado unos minutos cuando despertó. Poco a poco se incorporó sosteniéndose de donde pudo. Se dejó caer en el sofá y así paso tiempo para sentir que al ánimo le regresaba.

Se puso a cocinar. Por la tarde recibió a Sandra, su hija a quien una avecina recogía de la escuela, cuando la vecina la vio pálida y quejándose del dolor en la espalda, ella se ofreció para darle de comer a la niña y Rosa se fue a recostar.

Al día siguiente, al tratar de levantarse y comenzar el día, Rosa sintió un dolor tan fuerte que la hizo gritar- el vecindario entero la escucho-, Juan sin titubear la trasladó al hospital, el primer diagnóstico: una hernia discal en la columna vertebral. Comenzaron las terapias de rehabilitación, y sí, le ayudaban a tener menos dolor. Pasaron los días y al mes Rosa volvió a tener el dolor insoportable, esta vez con vómitos. Los médicos hicieron un estudio más exhaustivo para valorar si era candidata a operarla de la hernia, pero al realizar la tomografía pertinente se dieron cuenta de un desgaste atípico de los huesos: parecían porosos, pero se observó una protuberancia, misma que le ocasionaba a Rosa dificultad para caminar y entumecimiento de las piernas.

La preocupación de Rosa la llevó a tener episodios de ansiedad y depresión, el tiempo transcurría con altas y bajas en su precaria salud. Pasando los meses, una ocasión en el quinto cumpleaños de Sandra, quiso felicitar a su hija y cargándola sintió un duro golpe entre las costillas, por la espalda. Se habían fracturado dos costillas y una vértebra y fue llevada a urgencias nuevamente. En esta remisión un médico oncólogo la atendió. A realizar el protocolo clínico se estableció que Rosa tenía cáncer en la columna vertebral, después de un año de sufrimiento, por fin le habían diagnosticado su enfermedad. Cancer de columna

De esperarse fue la respuesta médica de no darle un periodo de sobrevivencia, sin embargo y a pesar de lo avanzado y las metástasis provocadas por el cáncer, Rosa veía transcurrir el tiempo ente clínicas, estudios, dolores. Ver a su hija crecer en ese mar turbulento para ella y la familia fue tortura, el séptimo año onomástico de Sandrita llegó.

Rosa ya no era la misma, con solo 43 kilos parecía un esqueleto caminante, desfigurada y sin energía. El día del cumpleaños de Sandra, le comunicó y solicitó a Juan investigara para posteriormente, realizar los trámites correspondientes para que le fueran aplicada la eutanasia en algún país fuera de México, donde le ayudaran a morir dignamente.

Juan se dio a la tarea de hacer cumplir con la voluntad en vida de su esposa para ayudarla a bien morir: Ella sufría al pensar en el destino de su pequeña, pero había decidido volar. Holanda, quien la aceptó y un verano igual cuando se presentaron los primeros síntomas, caluroso, pero con viento fresco, Rosa partió a un mejor lugar, dejando a su pequeña Sandra y a Juan, quien con valentía afrontó y respeto la voluntad de Rosa.

Holanda, quien la aceptó y un verano igual cuando se presentaron los primeros síntomas, caluroso, pero con viento fresco, Rosa partió a un mejor lugar, dejando a su pequeña Sandra y a Juan, quien con valentía afrontó y respeto la voluntad de Rosa.

Para reflexión

Nos saludamos pronto.

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