BULMARO PACHECO MORENO

Sonora y el centro: apuestas al 2021

Desde 1934, año en que gobernó México el último de los presidentes sonorenses, Abelardo L. Rodríguez, la presencia de coterráneos en el gabinete presidencial ha sido más que discreta, por no decir exigua, porque comparada con los 15 años (1920-1934) que gobernó el llamado “grupo Sonora”, no se ha dado el caso que en 86 años los políticos sonorenses —a nivel ejecutivo—hayan tenido un gran peso político nacional como el que se dio en la última etapa del gobierno de Porfirio Díaz, con Ramón Corral, y con Obregón y Calles entre 1920 y 1934.

Con Lázaro Cárdenas como presidente, brilló por muy poco tiempo Rodolfo Elías Calles como secretario de Comunicaciones.

Gustavo P. Serrano —de Altar—, como secretario de Economía, duró casi dos años con el presidente Ávila Camacho. Gilberto R. Limón, secretario de la Defensa todo el sexenio con Miguel Alemán, Ernesto P. Uruchurtu, subsecretario—y secretario— de Gobernación, así como regente del Distrito Federal entre el gobierno de Miguel Alemán y los primeros dos años de Gustavo Díaz Ordaz.

Luis Robles Linares (hoy de 95 años), subsecretario encargado del despacho de Recursos Hidráulicos el último tramo con el presidente Echeverría; Rodolfo Félix Valdés, titular de la SCT con el presidente Miguel de La Madrid; Luis Donaldo Colosio en Desarrollo Social con Carlos Salinas de Gortari; y ahora Alfonso Durazo, secretario de Seguridad Pública con Andrés Manuel López Obrador.

Ni Serrano ni Limón buscaron posiciones políticas en Sonora.

Ernesto P. Uruchurtu, quien en lo local fuera dirigente del PRM, juez y presidente del Tribunal de Justicia, fue un personaje poderoso durante 20 años en la política mexicana; desde secretario general del CEN del PRI (1946), subsecretario y secretario de Gobernación con Alemán y Ruiz Cortines, y regente de la Ciudad de México de 1952 a 1966.

José López Portillo y Jesús Reyes Heroles pensaron en él como posible candidato al gobierno de Sonora en 1979. Carlos Sansores, a la sazón presidente del CEN del PRI, así se lo había comunicado al entonces delegado del CEN Florencio Salazar en diciembre de 1978, y lo citó para enero de 1979 para revisar la convocatoria.

Algo pasó —quizá la edad (en ese entonces tenía 73 años) o los estragos del tiempo—pero la idea se desechó y el candidato fue Samuel Ocaña.

Rodolfo Félix Valdés fue mencionado en esa sucesión —en una lista de 15 prospectos— cuando ocupaba el cargo de subsecretario de Obras públicas del gobierno federal. Sería mencionado también en la sucesión de 1985, “Y nadie se oponía cuando se mencionaba su nombre en las consultas”, dijo Miguel de la Madrid en sus memorias, y fue candidato al gobierno estatal cuando se desempeñaba como secretario de Comunicaciones y Transportes.

Luis Donaldo Colosio, como presidente del CEN del PRI, llegó a confiarle a algunos de sus cercanos que, si él “veía una pequeña rendija, podría buscar la candidatura al gobierno de Sonora en 1991”. Carlos Salinas no pensaba como él —quizá ya pensaba en la sucesión presidencial de 1994—, y el PRI postuló a Manlio Fabio Beltrones.

Eran los tiempos en que los funcionarios públicos de alto nivel de origen sonorense actuaban al mismo tiempo como interlocutores de las demandas de la entidad ante el gobierno federal. Fue así como se dieron importantes obras de infraestructura y servicios para le entidad. En los tiempos de la llamada Cuarta Transformación, a excepción del trabajo de la gobernadora Claudia Pavlovich no se ve quien, en el gobierno federal apoye las gestiones de Sonora y los sonorenses como se hizo antes.

Alfonso Durazo fue nombrado secretario de Seguridad Pública por el presidente López Obrador después de haber ganado la senaduría por Morena en Sonora, en la elección de 2018. Trabajó de cerca con Luis Donaldo Colosio entre 1988 y 1994 y fue secretario particular de Vicente Fox entre 2000 y 2004. Fue candidato al senado por la alianza por el bien de todos en 2006 y diputado federal por Movimiento Ciudadano en la LXII Legislatura (2012-2015).

A Durazo le ha tocado colaborar con un estilo de gobierno muy diferente y de relación del presidente de la República con sus secretarios del gabinete; no los lleva a sus giras de trabajo, no les da juego político y, al parecer, no les deja mucho espacio para sus propias agendas e iniciativas. Con frecuencia suelen aparecer solo como convidados de piedra en las conferencias mañaneras. Un estilo de gobierno muy distinto al que predominó en México por muchos años en la relación del Ejecutivo federal con sus principales colaboradores y el juego político de los secretarios de Estado, de donde el Presidente—antes de AMLO—, echaba mano para postular gobernadores e ir preparando su propia sucesión.

En las encuestas para la sucesión estatal en Sonora del 2021 —con altibajos— Durazo y Morena— han encabezado los sondeos de opinión desde agosto del 2018. Encuestas van y vienen y los números también, pero ya no indican los mismos resultados.

Las últimas encuestas de Massive Caller (30.6 contra 24.2 Morena/PRI y 25.3 contra 21.0 Durazo/Gándara) y México Elige (32.1 contra 27.3 Morena/ PRI y 23.6 contra 19.6 Gándara/Durazo) indican todavía una ventaja en intención de voto por partido de Morena por menos de 5 puntos y la distancia entre Durazo y Ernesto Gándara del PRI se ha reducido hasta casi llegar al nivel de empate técnico.

Destaca en ambas encuestas también el alto porcentaje de indecisos, lo que revela que muchos votantes permanecen a la expectativa.

¿Qué le pasó a Morena? Ha pesado mucho el desgaste del gobierno de López Obrador al que se le ha revertido y agotado el tema de la corrupción. Lo que en 2018 parecía una ventaja irremontable para cualquiera de sus adversarios del PRI y el PAN, ahora se ha reducido considerablemente: El desgaste del gobierno federal en los hechos; los magros resultados del Presidente en Sonora (siete visitas presidenciales sin grandes gestiones); El desempeño de Durazo en la secretaría de Seguridad Pública, que —a casi 18 meses del gobierno—no ha logrado cambiar la percepción de que la inseguridad siga siendo la principal preocupación de la gente. También ha contado mucho en el desgaste, el controvertido papel de los presidentes municipales de Morena en el Estado, con uno de ellos encarcelado, otros con juicio político y revocación de mandato pendientes, o en medio de escándalos; la medianía política de sus diputados federales; el desinfle de los diputados locales de la alianza Morena-PT-PES en el Congreso local, que por su mayoría parecía que habían llegado para realizar la gran transformación en el Estado; así como los enredos y conflictos de Morena para impulsar la renovación de sus dirigencias a nivel nacional y local.

Como en los procesos electorales para los 15 gobernadores del próximo año van a dominar los temas locales, Morena en Sonora poco a poco ha perdido la gran oportunidad que le dieron los electores para demostrar que eran diferentes a lo que criticaban y eso lo tendrán que enfrentar ante el electorado en junio del 2021 y no ha sido para menos.

Su tragedia súbita ha sido el aventurerismo político de no pocos arribistas y tránfugas —del PRI, PES, PT, PAN y PRD, entre otros—, que aprovecharon a Morena y a López Obrador para llegar a cargos de elección popular, sin mística política, ni liderazgo, ni nuevos valores políticos e ideológicos, o estilos de gobierno diferentes o de gestiones trascendentes ante el gobierno federal. A cambio, corrupción y prácticas viciadas, como lo que criticaban antes. Nada nuevo.

Faltan cinco meses para que a principios de septiembre se instale el proceso electoral en México y en Sonora y hasta ahora—por la pandemia y la parálisis política y económica— nadie sabe qué va a pasar con los pendientes electorales: Los nuevos partidos políticos, los nuevos Consejeros del INE, los candidatos independientes y los tiempos recomendados por las autoridades sanitarias para restablecer la normalidad en la vida pública.

A cambio, el presidente López Obrador atiza a cada rato contra los partidos para reducirles los recursos económicos como si ese dinero y el de los aguinaldos de los funcionarios públicos o los recortes administrativos representaran realmente una cantidad considerable para paliar la crisis.

Ya nada será lo mismo el próximo año y la política será la primera disciplina que lo va a experimentar. Otras demandas de la gente, otras prioridades locales y nacionales, nuevas exigencias derivadas de las crisis y otra imagen de los gobiernos y sus representantes populares nutrirán la agenda política ciudadana cuando llegue el proceso electoral. Más les vale a los partidos, aspirantes y dirigencias políticas, tomar conciencia de lo que se les viene encima y ponerse las pilas.

Bulmaro Pacheco Moreno

bulmarop@gmail.com

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