@jesus_zambranog
AMLO, como Nerón, voltea a otro lado y toca la lira mientras una creciente mayoría en el país ve cómo crece la incertidumbre, el caos y la crisis. Por eso a la par crece el descontento y la reprobación al Presidente, como lo registran diversos estudios de opinión. Si bien es cierto que hay días en los que recupera puntos, la tendencia es de una caída constante.
Como el mismo mandatario lo acepta, las elecciones intermedias se aproximan, están a la vuelta de la esquina y, como el tiempo apremia, hay que asegurar no solo mantener, sino acrecentar su mayoría en la Cámara de Diputados y ganar las gubernaturas, presidencias municipales y congresos locales en disputa. Ese es el objetivo real del Presidente: ganar a como dé lugar todo lo que se pueda para seguir avanzando con su proyecto autoritario para restaurar al cien por ciento una “presidencia imperial” sin contrapesos.
A la par de atacar al INE, busca capturarlo y debilitarlo por todos los frentes -situación que seguramente no cambiará luego de que el intento golpista de Ackerman fracasara en la Cámara de Diputados en el proceso de elección de los cuatro nuevos consejeros. Además, persiste en “insertar” temas (burdos distractores) para tratar de evadir la realidad nacional, achacar los grandes males a “la mafia” del pasado y así intentar detener su caída en las encuestas.
Por ello, sin empacho, exige a los reporteros en su conferencia mañanera que se le pregunte sobre el nunca vendido avión presidencial y no de otros temas. Como si el desastre sanitario, la penuria económica, la pérdida de empleos, la inseguridad y la violencia fueran “peccata minuta”. Por ello el show matutino se ha vuelto un grotesco circo desde el que lanza monólogos en los que pontifica, tergiversa, miente y, claro está, fustiga a sus críticos.
Los días siguen pasando sin que haya alguna intención del gobierno federal para enmendar sus errores y emprender acciones que contengan los contagios por Covid-19 y propicien la recuperación de la economía. Eso sí, además del circo del avión (con todo y tour), ahora monta el circo de Lozoya y dosifica las supuestas acusaciones de corrupción contra sus adversarios políticos para pasar por alto la tragedia que padecen millones de mexicanos debido a la ineptitud gubernamental frente a la pandemia, el crimen y el manejo de la economía.
No deja de llamar la atención que a Lozoya se le tengan consideraciones que a ningún otro preso se le hayan dado (caso Robles), como el beneficio de la prisión domiciliaria y que hasta se le permita firmar vía electrónica, a distancia. Las suspicacias crecen porque hasta el momento no se ha presentado imagen alguna que asegure que realmente se encuentra en el país.
Pero mientras el Presidente toca la lira, la cifra de mexicanos que no pueden comprar la canasta básica empleada por el Coneval pasó de 35 a 55 por ciento; la economía tuvo su mayor caída en la historia (18.9 por ciento) para el 2do bimestre de 2020; 21 millones 600 mil personas no tienen trabajo, de las cuales 13 millones 800 mil se sumaron tras el primer trimestre de 2020. Por si fuera poco, México es ya el tercer país en el mundo entero con más muertes por Covid y ya rondamos la macabra cifra de los 50 mil fallecidos. Por ello, no sin razón, ante la negligencia del subsecretario López Gatell, un grupo de 9 gobernadores (entre los que se encuentra el gobernador perredista de Michoacán, Silvano Aureoles) ha exigido su renuncia. Veremos si AMLO le sigue diciendo “no estás solo” o si la presión social le hace cambiar de opinión. Finalmente, achacará ese fracaso a ese peón, a ese fusible, ya que jamás aceptará la responsabilidad que le corresponde tras haberse equivocado.
En este escenario destacó la captura, de “El Marro”, responsable principal del robo de combustible y del clima de violencia que se apoderó de Guanajuato. Habrá que ver si se trata de un mero golpe mediático o en realidad obedece a un necesario cambio de estrategia para el combate a la delincuencia. Las dudas persisten.