JESÚS ZAMBRANO

Resolver problemas sí, reforma electoral no

No es necesaria una reforma electoral en el actual momento del país, han dicho con mucha claridad José Woldenberg y Lorenzo Córdova. Lo que México requiere es la solución de los graves problemas que aquejan a la población.

Por eso es urgente que el gobierno decrete que se destinen recursos públicos para que el precio de la tortilla sea de 10 pesos el kilo en todo el país, para beneficio de las familias más golpeadas por la inflación. Hay de dónde sacar dinero si se tiene sensibilidad social y responsabilidad, ya que significaría la cuarta parte de lo que está costando el inservible Tren Maya.

Igualmente deberían destinarse recursos para apoyar al campo y a la producción de alimentos, lo mismo que para generar empleos y mejorar el ingreso familiar. También es impostergable que se atienda el desabasto de medicinas, especialmente para la niñez con cáncer, lo cual sigue causando muertes.

Es correcto mantener los apoyos sociales para atemperar las desigualdades y la creciente pobreza, pero debe revisarse su efectividad y evitarse el uso clientelar-electoral de los mismos.

Debe detenerse el abandono de la educación. Destinarle más recursos para elevar su calidad, restituir el programa de las escuelas de tiempo completo y rediseñar el modelo educativo nacional con expertos en la materia. La educación pública superior requiere más recursos para dar cupo a la demanda existente y no dilapidarlos en la infuncional red de “Universidades Benito Juárez”.

El desdén gubernamental por las demandas de las mujeres debe superarse. Por lo tanto, contar con efectivas estrategias para detener la ola de feminicidios y fortalecer los programas que plantea el movimiento feminista; restituir y destinar recursos hacia los refugios para mujeres víctimas de violencia.

Todo lo anterior, y muchas más políticas públicas son urgentes, como las correspondientes para resolver la crisis del agua y la preservación del medio ambiente, que han visto recortados sus presupuestos.

Pero como este gobierno es experto en distraer la atención de la población sobre estos temas de fundamental importancia, que  habrán de discutirse en la Cámara de Diputados al abordarse el presupuesto nacional, entonces insiste en que es necesaria una reforma electoral y otra que haga depender la Guardia Nacional de la Secretaría de la Defensa.

Se insiste en una reforma electoral con el argumento de que el actual sistema es muy caro y que el gobierno debe organizar las elecciones. Algo similar sucede con la propuesta de incorporar la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa con el argumento de que así será más afectiva su actuación. Es una falsedad porque esta Guardia fue creada a propuesta del gobierno y ha sido un fracaso porque la estrategia dictada desde Palacio Nacional ha fracasado. Además de no querer reconocer este error que ha costado más de cien mil muertes y decenas de miles de desaparecidos y desplazados por la violencia criminal, se oculta que hay un creciente malestar entre los militares adscritos a este organismo, tanto por el trato humillante de que han sido objeto como porque, de no pertenecer a la SEDENA, corren el riesgo de perder sus derechos en materia de salud y bienestar social. Esto es lo que no se dice en el discurso oficial y se insiste en violar la Constitución para no sujetar la actuación de los militares a mandos civiles, por tiempo limitado, con objetivos específicos y control del legislativo.

Como el gobierno sabe que esa propuesta tampoco pasará,  ya está configurando el discurso para culpar a la oposición de la incapacidad de esta administración.

En medio de este caos, entra en escena el caso Ayotzinapa para distraer la atención y exhibir a los nuevos malos de la película: Murillo Karam.

Esa actuación gubernamental con ese discurso de la perversión y el engaño, parece no tener fin. Por eso debe ponérsele un alto desde la sociedad civil junto con la oposición partidista.

Cerrar filas y lograr una amplia unidad para las elecciones del 2023 y construir los acuerdos para una alianza en el 2024, con compromisos firmes y claros para resolver los problemas de la sociedad. De lo contrario, iremos al abismo con una dictadura al frente.

 

Jesús Zambrano Grijalva

@Jesús_ZambranoG

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