Imaginemos, sólo por imaginar, un día sin información periodística de ningún orden. Nada en la prensa escrita, ni en la tele, ni en las redes sociales, vamos, el silencio informativo; el silencio que calla las voces de la sociedad, de los actores públicos y las voces de los informadores, columnistas, articulistas. Sólo el silencio.
En fechas recientes hemos asistido a través de los medios al asesinato de periodistas de la prensa escrita, de reporteros gráficos, de otros medios, teniendo como común denominador la impunidad, el otro silencio, el de la autoridad que no investiga, persigue y castiga estos delitos. Cuántos reporteros, articulistas, columnistas o comentaristas tienen que morir para que este estado de cosas cambie. Una sociedad sin la crítica del periodismo es una sociedad sin información, sin conversación, sin reflexión pública, es una sociedad aislada del acontecer nacional e internacional, es una sociedad zombi que sólo escucha rumores.
La expresión matizada, mutilada o sancionada es un camino que se recorre para llegar al silencio. Se baja el tono de los reportajes, de columnas y artículos, se tiende a simpatizar con el discurso imperante y a evitar en lo posible los roces con el poder. “Se entiende y atiende la línea”. Es una ecuación de perder, perder. En este contexto, el periodista que se expresa con la verdad, se convierte un héroe o víctima, inclusive en mártir; el resto prefiere no meterse en honduras.
Del año 2000 a la fecha se han documentado 131 asesinatos de periodistas en México. De estos, 47 se realizaron en el sexenio anterior y 11 en lo que va del actual gobierno. El último caso fue el de Nevith Condés Jaramillo, director de El Observatorio del Sureste, en el municipio de Tejupilco, Estado de México, el pasado 24 de agosto. Durante los primeros seis meses del año se registraron en total 249 agresiones a periodistas, es decir, una cada 17.4 horas. De esas agresiones el 60 por ciento (149) han sido contra hombres y el 40 por ciento (100), mujeres. De continuar la tendencia, este año podría ser el más mortífero para la prensa en México, además de las 17 campañas de desprestigio a periodistas y los 45 casos de amenazas de muerte ¿Mejor silencio?
Margarita Jiménez / La Hidra Digital
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