LEOPOLDO MENDÍVIL

Crónica Confidencial / Conectividad, productividad y competitividad

ROGELIO RAMÍREZ DE LA O.

SECRETARIO DE HACIENDA:

+Tenemos un sistema que cobra más

impuests al trabajo y subsidia el no trabajar

Milton Friedman

 

Estamos tan embrollados con la sucesión adelantada y el cambio de adscripción de la Guardia Nacional, que nos olvidamos de temas trascendentes para la vida económica del país.

Recibí información interesante del Instituto de Derecho de las Telecomunicaciones (IDET) sobre las tecnologías de información y comunicación  (TIC). Para mí son como el sistema circulatorio del cuerpo humano; si no se atiende bien, eventualmente el organismo puede colapsar. La analogía viene a cuento por el uso del internet en todos los ámbitos de nuestras vidas: educativo, médico, social, político y, desde luego, el productivo.

Siguiendo con la analogía, la pandemia provocó un infarto al cuerpo educativo mexicano, pues no todos los hogares contaban con internet para paliar la suspensión de clases presenciales. El déficit de aprendizaje fue monumental en los niños que se hubieron de conformar con las clases por televisión.

Lo arriba descrito es solo una muestra de la  importancia de las TIC. De acuerdo con el Índice de Conectividad Global 2020, la conectividad determina en gran medida la productividad y la competitividad de un país en el entorno mundial. De hecho, a mayor madurez en conectividad mayor capacidad será la de una nación para enfrentar los efectos económicos derivados de la pandemia. Lamentablemente, México ocupa el lugar 43 de entre 120 países y es considerado como apenas un “adoptante” de las TIC.

Es claro que la conectividad de nuestro país depende del trabajo coordinado de muchas secretarías e, incluso, de la contribución de la iniciativa privada. Pero hay algo que sí está en la cancha de Hacienda:

Mire, por favor, don Rogelio, el argumento del IDET: “El régimen fiscal imperante (desde 2010)  grava a los diversos servicios de telecomunicaciones como si se tratara de ‘servicios de lujo’ a través del Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS), al agregar tres puntos porcentuales al IVA, para llegar a un gravamen que asciende a una tasa total de 19 por ciento.”

La aplicación del IEPS estaría contraviniendo lo establecido en la Constitución a partir de 2013, según lo cual es una obligación del Estado garantizar el acceso generalizado a las TIC, incluida la banda ancha e Internet.

De acuerdo con cifras de la Secretaría a su cargo, estamos hablando de que los usuarios pagaron en 2021, por concepto de IEPS, la friolera de seis mil 500 millones de pesos, en números redondos, por un impuesto improcedente.

Si bien en los últimos años el uso de dispositivos móviles se ha intensificado, todavía predominan los de gama baja (73 por ciento), los cuales no pemiten a los usuarios realizar un montón de operaciones en sus celulares, que van desde lo social y lo productivo, hasta lo académico.

Mayores facilidades para acceder a las TIC también influyen en el combate a la desigualdad; mire nada más: de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares del INEGI (2020), 77 por ciento de los hogares urbanos son usuarios de las TIC, pero en las zonas rurales apenas llega al 50 por ciento.

El IDET estima que “la extinción del IEPS sobre las telecomunicaciones generaría un ahorro de recursos para los usuarios que habilitaría la elección y adquisición de equipos móviles de mayor gama.” Al ahorrarse el IEPS, “los usuarios de smartphones de gama baja (hasta tres mil pesos) podrían pasar a uno de gama media (hasta 10 mil pesos) en su próxima renovación.” De esta manera, el uso de dispositivos de gama media subiría a 75 por ciento y la alta gama crecería en 11 por ciento según cálculos de The Competitive Intelligence Unit.

Ahora que la SHCP está elaborando el paquete económico para 2023, sería por demás conveniente eliminar el IEPS aplicable a los servicios de conectividad, sobre todo en estos tiempos de inflación.

Ya sé que las arcas públicas andan muy gastadas con tanta megaobra, pero las políticas fiscales, más allá de su propósito recaudatorio, deben ser un instrumento de progreso en beneficio de la población.

Y de pasadita, cumplir con la Constitución…

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

Correo: Lmendivil2010@gmail.com

Facebook: Leopoldo Mendívil

Twitter: @Lmendivil2015

Blog: leopoldomendivil.com

 

Artículos relacionados

Deja un comentario